Por: José Eliseo Baicué Peña
Antes de la pandemia, los compromisos de tareas y acompañamientos con los hijos llevaban bastante tiempo. Ahora, se han incrementado estas labores, pues, el hecho de que trabajo, estudio y saludos sean virtuales, ha conllevado más tiempo, más estrés y más horarios extendidos.
Los padres de familia nos constituimos en los gerentes y orientadores de esa noble misión. Una misión que debe cumplirse a cabalidad y de manera permanente, aunque no hayamos sido preparados para ello. Pues la verdad es que la academia y demás instituciones de educación forman en las áreas de la salud, la ingeniería, la economía, la astronomía, las matemáticas, las artes, el derecho, la biología, y muchas otras más, pero no conozco la primera carrera profesional para aprender a ser padres de familia.
Una labor descuidada por los sistemas de gobiernos y por el Estado, así como por los propios miembros de la familia. Y es apenas entendible que ser padres implica un enorme y serio compromiso que requiere no sólo ser los responsables del sostenimiento del hogar, sino que involucra una serie de acciones como velar por el normal desarrollo de cada uno de sus integrantes, dedicarles el tiempo suficiente, hacer labor de acompañamiento en las diferentes actividades que desarrollan, y fungir como sus representantes en diversas instancias, entre otras funciones.
Eso está bien, y es apenas lógico que sea obligatorio cumplir con tales compromisos familiares y sociales. Claro, además de que hay que trabajar y, en muchos casos, estudiar también.
Entra aquí en juego un aspecto muy importante que tiene que ver con la salud mental de los miembros de las familias en medio de esta crisis sanitaria, ambiental, comercial, económica y de recreación. La gente está crispada. Está que se escapa de sus casas. Ya sea por aburrimiento o por necesidad de mejorar sus ingresos, jóvenes, adultos y niños, quieren salir, cambiar el encierro por otras actividades.
Sabemos que es riesgoso, sabemos que hay guardar las medidas restrictivas, sabemos que tenemos que cuidarnos y cuidar a los demás. Sobre todo, a nuestros seres queridos y a quienes están muy cerca de nuestro entorno.
Ya se hace necesario realizar un estudio sobre los nuevos comportamientos de la sociedad en esta pandemia. Nuevos gustos, nuevos modelos de vida, de comportamiento, de sueño, de entretenimiento, de relaciones, de contacto, de cultura.
Se modificaron los imaginarios y las costumbres. Y se están adoptando otros y otras. ¿Se ha puesto a pensar si serán mejores o peores?
Lo ideal sería que mejoraran. No obstante, algunos afirman que estamos retrocediendo. Habría que evaluar.
Se han configurado nuevos imaginarios individuales y colectivos en este año y medio de pandemia, los cuales tendrán que ser estudiados.