Terminó un nuevo periodo legislativo, dejando un balance con más peros que aciertos, que estuvo marcada por la pandemia y el paro nacional.
En Colombia, los congresistas son elegidos para realizar control político a poder ejecutivo nacional, siendo el interlocutor principal, entre las necesidades de los ciudadanos y el gobierno nacional, representando así, los intereses de los electores.
Pero lamentablemente, en su gran mayoría los congresistas colombianos hace mucho rato dejaron de hacer su trabajo como debe ser y sobre todo no cumplen ninguna de las dos funciones antes mencionadas.
Algunos dirán que su ‘opaco’ desempeño se debió a las restricciones de la pandemia, pero eso no es disculpa, porque así haya sido de manera virtual cumplieron el mismo papel que hacían antes de la llegada del covid-19, y eso que durante este periodo han trabajado desde la comodidad de sus casas, pero los resultados no han sido nada alentadores.
Sin ir más allá de los reales motivos, en el comportamiento evidenciado se ha podido comprobar la real crisis que viven los partidos políticos en el país, cuya función se ha visto reducida a ‘expedidor de avales’, con cuyos dividendos terminan financiándose.
Las ideologías de partido se esfumaron, solo imperan los intereses personales y económicos que hacen que los procesos electorales se vean con negocios particulares, que al final no le rinden cuentas a nadie.
El Congreso perdió dos grandes oportunidades de demostrarle a su electorado que merece representarlo: la pandemia y el paro nacional, pero muchas de las iniciativas que salieron aprobadas durante estos meses, en nada favorecen los intereses de la gente y por el contrario han generado malestar y que ponen en riesgo el sistema democrático, como las que pueden afectar el balance de poderes, como es el caso de la reforma a la Procuraduría General, e incluso la misma reforma a la justicia, que reduce los requisitos de experiencia, trayectoria y formación para las personas que aspiren a ser magistrados en las altas cortes. Y así, hay muchos otros ejemplos que resultan reprochables del actual legislativo.
Y sumado a todo, malestar porque así todos los colombianos ya volvieron a la ‘nueva normalidad’ ellos aún siguen sesionando parcialmente desde la virtualidad, cuando son ellos quienes deberían dar ejemplo y asumir un papel más protagónico dentro de la nueva situación que vive Colombia y sus habitantes, los mismos que los eligieron y que aún esperan mucho de ellos.