“No temas, basta que tengas fe”
Por: P. Toño Parra Segura
Entre las autodefiniciones que encontramos del Señor, esta es fundamental para renovar nuestro amor a la vida y colocarla en sus manos.
“Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de los vivientes porque hizo al hombre incorruptible y lo creó a su imagen” (Sab.1,13-15).
Si entendiéramos bien esto, no le echaríamos a Dios la culpa de los seres queridos. Es absurdo pensar que porque Dios me ama tanto me quitó a mi madre o a los seres queridos.
Cuando no se piensa en Dios ni en la vida, Esta no vale nada como vemos con la pandemia, esto que estamos viviendo, le echamos la culpa a Dios y con mucha simplicidad decimos que fue Dios, cuando no es así. Dios por medio de muchas personas nos está mostrando que debemos cuidarnos, debemos quedarnos en casa y, al salir, tomar todas las precauciones; pero qué se hace en la realidad, vemos claramente que las personas salen y no toman las medidas de auto-cuidado que nos repiten a cada rato.
Jesús en el Evangelio de hoy resucita la hija de Jairo que tenía 12 años; es el primer milagro de esta clase, y lo hace con unos detalles admirables: exige fe en Él a sus padres, se pone en camino cuando ya la niña había muerto y en medio de la incredulidad de los dolientes los hace salir y queda solo con sus padres y sus 3 discípulos, y le da la orden “niña, hablo contigo, ¡levántate! y la niña inmediatamente echó a andar y el Señor ordenó que le dieran comida” (Mc.5,41-43).
La muerte sin embargo es una realidad, inventada por el hombre y no distorsionemos una vez el evangelio, pensando que lo único importante son los 5 minutos finales de la vida, para que nos podamos arrepentir e ir al cielo. La voluntad del Padre es que vivamos y sea en plenitud.
Como Pedro, Santiago y Juan seamos testigos de la vida, que es el mejor regalo de Dios y que aceptemos la muerte como precio de nuestros pecados.
Que quede bien claro que la resurrección de la niña no es efecto de magia ni de curandería, tampoco es un acontecimiento más de la crónica diaria. Es algo que encuadra en un contexto de fe, por eso le dice a Jairo: “No temas, basta que tengas fe” (Mc.5,36).
El cristiano que acepta el evangelio, tampoco debe temer la muerte, porque ya ha asumido la muerte total en el bautismo.
Cada domingo celebramos la pascua de Jesucristo, o sea su victoria sobre la muerte y sobre todas las formas de muerte.
Si Jesús vino al mundo para darnos la vida eterna, la fe nos incita a que vivamos aquí y ahora plenamente la vida y que destruyamos hasta de raíz toda sombra de muerte, es decir, toda sombra de pecado, egoísmo, mentira, falsedad y violencia.
No nos dejemos llevar por estas sombras que nos llevan a la pobreza, sobretodo la espiritual.