Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino
En las múltiples redes sociales que circulan a través del ciberespacio, se encuentra miles de mensajes que a diario informan y desinforman a la opinión pública. Desafortunadamente durante los últimos años, se han convertido en verdaderos instrumentos de desinformación por parte de actores que propugnan sus ideologías y que van en contra de los principios y de las sanas costumbres de convivencia. Además, muestran diversos escenarios de la vida, donde nos brindan distintas interpretaciones sobre la verdad y la realidad de los fenómenos sociales y económicos que padece la sociedad en general.
El crecimiento exponencial de la pandemia por el Covid que está padeciendo la sociedad mundial, ha generado información científica y empírica para contrarrestar los efectos de este mortal virus que cada vez preocupan a las familias en general. Igualmente, el paro, provocó durante cerca de dos meses, mensajes a favor y en contra de las instituciones democráticas del país. Se agudizó la polarización política del país. Ahora con el desarrollo de las festividades del San Pedro y con la apertura de todas las actividades económicas, se han vuelto a incrementar los casos de contagios y de fallecimientos en nuestro departamento.
El Covid está endiablado. Encuentra los ambientes propicios para ampliar su accionar destructor en las familias. No se están respetando los protocolos de bioseguridad y se hacen caso omiso a los gritos desesperados del personal de la salud que exigen una mayor responsabilidad en el comportamiento ciudadano. No es posible que, en los establecimientos de gastrobares y discotecas, se estén generando un libertinaje en el cumplimiento de las normas fitosanitarias. Las personas con tragos en la cabeza se olvidan que los indicadores de fallecimientos diarios (21 en el informe del sábado anterior en el Huila) y los contagios diarios, que sobrepasan el medio millar.
Es inaudito. La sociedad se encuentra totalmente sorprendida por la irracionalidad imperante, sobre todo en los jóvenes, que no miden, ni calculan esta problemática mayúscula que estamos viviendo. Lo real y que merece atención es que la pandemia está aún distante de poderse controlar, y en ese sentido es probable que territorios como el nuestro, con desescaladas tanto en casos como en muertos, puedan deslizarse hacia los rebrotes o cuartas olas en un tiempo cercano, por lo que las medidas de bioseguridad y el control para su cumplimiento, antes que aliviarse, deben reforzarse.
En el Huila parece cumplirse el vaticinio que algunos hicieron sobre lo compleja que sería esta época festiva en el marco de una pandemia. Desafortunadamente, la meseta en la que había entrado el Huila en cuanto a cantidad de nuevos contagios está quedando atrás, al tiempo que las UCI vuelven a registrar niveles altos de ocupación. Ante tal realidad, que incluye reuniones familiares con gran cantidad de asistentes, fiestas clandestinas y aglomeraciones en sectores comerciales, varios alcaldes han optado por suspender las fiestas sampedrinas, entre otras medidas gubernamentales. Lo que queda claro es que la pandemia sigue presente y las conocidas medidas de bioseguridad siguen siendo las más efectivas para frenarlo. Estamos atravesando un momento muy complejo.
