Por: Gerardo Aldana García
Ana Blandiana, la notable escritora y poetisa rumana que estará en la Feria Internacional de Libro entre el 6 y el 22 de agosto de 2021, Corferias – Bogotá, en entrevista concedida a la publicación C – El cultural, destaca aspectos de lo que fue haber vivido el ambiente de represión del régimen de Nicolae Ceaucescu que vivió su país hasta finales del año 1989, privándola de muchos de los matices propios del libre albedrio de un ciudadano común y corriente. Por dolorosa que fue la experiencia, dice la escritora, haber pasado por este trance tan difícil, le ayudó a adquirir una consciencia real del auténtico valor de la libertad.
Esta afirmación tiene mucho que ver con la expresión popular de enorme sabiduría que dice: Nadie reconoce el mal hasta que no ha perdido el bien. Ciertamente, la esencia de tal reflexión nos permite hacer una asociación con el universo que rodea al mundo y a las personas en torno al flagelo de Covid 19; y con mayor intensidad a quienes lo hemos padecido en nuestra integridad física. Pero la dimensión de sus efectos llega también a los ámbitos socio culturales y económicos, entre otros. El hecho es que cuando se padece este terrible flagelo, el ser humano descubre el valor, por ejemplo, de un simple pero vital respiro de aire puro, de oxígeno. Así mismo, el hecho de estar recluido en ámbitos de aislamiento lleva a redescubrir los significados de la amistad, de la observación de un paisaje o del gusto de un desayuno al aire libre, con los sentidos de gusto y olfato a nuestro servicio. Seguramente que los seres humanos afectados directa o indirectamente por el virus, tenemos una mayor inclinación a valorar los momentos e imágenes sencillas y a la vez significativas de la vida. Saber que se puede retomar la bicicleta o nadar, seguir asistiendo al desarrollo de la vida de los hijos y seres que se aman, llenan de motivos vivificantes a los sobrevivientes del Covid, al punto de iniciar una renovada forma de comportarse. Se trata del mismo ciudadano que resuelve modificar su cultura, entendida esta como todos y cada uno de los rasgos distintivos del individuo en un colectivo social en el que logra la prolongación de sus más íntimos y personales actos. Justamente, es esa remozada cultura la que puede convertirse inexorablemente en la tabla de salvación de la humanidad, lo cual lleva desde la observación de los protocolos de bio seguridad hasta la modificación de los hábitos de alimentación, prácticas de conservación del medio ambiente, respeto y tolerancia por la diferencia e incremento del espíritu de solidaridad con todas las especies, siendo la humana la de mayor prioridad.
El mundo de hoy está lleno del ruido del Corona Virus, más en su estela de dolor e inseguridad, puede estar gestando las bases de un nuevo ser humano, de una nueva sociedad. Es como si el hombre se estuviera preparando para un tremendo éxodo hacia otro estado de consciencia, hacia un universo en donde habrá espacio solo para aquellos capaces de reconstruirse a sí mismos con visión de unidad en su relación consigo mismo, con sus congéneres, con el todo, del cual es una partícula, un microcosmos que alberga los principios de equilibrio y funcionamiento de los sistemas planetarios, de las galaxias, del universo entero.