Momento difícil, hoy cuando la pandemia tiene sus picos más altos en contagio, letalidad y muertes, pero donde sin lugar a dudas hay que reconocer el máximo esfuerzo hecho por el gobierno nacional y todo el sector de la salud para tener éxito en el alcance del programa de vacunación; sin embargo, se vive en un momento de incertidumbre en los hogares colombianos, todo ello radica en la decisión de poder enviar a los niños y jóvenes de regreso a clases presenciales en tan crucial momento.
Han sido muchas las voces alzadas por padres de familia, maestros, alumnos, sectores como la salud, económicos, académicos, gremios y empresariales, los que controvierten con razón o sin ella, cada uno desde su punto de vista, interés o necesidad. Con toda seguridad, el servicio educativo activa, dinamiza, mueve, suscita y fortalece el sector económico y social de las comunidades, por ello la venta de viernes y servicios como trasporte, alimentos, papelerías, sastrerías, artículos deportivos, misceláneas y tantas otras actividades que origina la actividad educativa y loable servicio que sin duda hoy tanta falta que hace ser reactivado.
Hace ya año y medio donde se cambiado la metodología tradicional, la que, sin titubear, sinceramente para nada contribuye a la calidad educativa y académica de nuestros niños y jóvenes que son la razón de ser, presente y futuro del país.
¿Que podría estar por encima de la salud y la vida? Saludo especial a nuestros maestros muchos de los que ansiosos de volver a su labor, a esa que tanto aman y le han dedicado toda su vida; “claro, no todos” ya algunos que después de más de un año de trabajo en casa lo que han vuelto de su día a día una zona de confort y pocas ganas tiene de volver a los colegios y escuelas, reconocer también a ese conductor de servicio escolar que esta que se trabaja, la señora de las empanadas, la hojaldra, el helado, el refresco, la señora de la tienda escolar, las personas que trabajan en el servicio de aseo, vigilancia, sin duda toda una cadena de servicios conformada por seres humanos que también con necesidad, vulnerabilidad quieren volver, quieren escuchar la voz, la alegría, el entusiasmo colectivo que da el regreso a la escuela, al colegio y desde luego a la U.
Por ello la invitación es a vacunarnos, al auto cuidado, al compromiso con la familia, con la comunidad donde vivimos, para poder aportarle al país, muchos de los que hoy aún no se han vacunado rezaban y pedían por una vacuna cuando esto empezó, hoy cuando la tenemos a la mano no se quieren vacunar, no portan el tapabocas y lo que quieren es lavarse las manos echándole la culpa a todo, pensando donde se celebra el triunfo o derrota del equipo de su preferencia, cuando hay marcha para salir, donde será el próximo concierto, planeando cual y donde va hacer la próxima farra.
Indudablemente el camino sigue siendo la educación, hoy más que nunca necesitamos que nuestros niños y jóvenes vuelvan a la presencialidad educativa, también necesitamos que el comportamiento ciudadano y el compromiso de cada uno de nosotros nos fortalezca como sociedad en tan difícil momento. Volver a la escuela, colegio o a la U de manera presencial es un compromiso de todos.
