Me acuerdo que hace algunos años se pavoneaba por los pasillos del congreso de la republica un sujeto llamado Guillermo Nannetty , de caballera engominada, con un abrigo viejo por lo raído que le tapaba el único vestido que seguramente tenia, y de manera increíble los ujieres del elíptico le facilitaban colarse en todas las comisiones constitucionales del senado y de la cámara convirtiéndose en el hazmerreír del parlamento y a todos, les decía que era candidato a la presidencia de la república. Unos años antes lo hizo otro pintoresco ciudadano cuyo nombre era Gabriel Antonio Goyeneche que por muchos años se inscribió como candidato a la presidencia de Colombia, apareció por allá en las elecciones de 1.958 y sobrevivió hasta las del año 1,974. y en su chifladura se atrevió a inscribir en su programa de gobierno que, la principal obra de su frustrada presidencia seria la pavimentación del rio Magdalena, y también prometía cubrir a Bogotá de las inclemencias del frio y de la lluvia con una enorme sombrilla para guarecer a sus habitantes en el invierno. Los únicos que se ocupaban de escribir sobre esos alienados sujetos eran algunos periodistas desocupados y otros, lo hacían para tomarlo del pelo, o para “mamarles gallo” como vulgarmente se dice.
Yo pensaba que esa clase de payasos de la política se habían extinguido y, creía que los partidos modernos estaban blindados de bufones y saltimbanquis, volatineros de circo, pero no, sorprendido me enteré de que aún sobreviven pocos, entre los que sobresalen uno que otro de los que ostentan una credencial que les ha ocasionado ceguera y los ha llevado a delirar al punto de que sus egos son atrevidos con la ciudadanía que, estupefacta se ríe de los alcances inauditos de esos clones desadaptados.
En las cortes de algunos reyes los bufones los hacían reír e incluso eran los únicos a los que se les permita llevar la contraria al mismísimo monarca. Para algunos de ellos se convirtieron en seres imprescindibles en la decadencia de la monarquía hispánica. Creeríamos que los bufones desaparecieron, pero no, se metamorfosearon El filósofo Theodor Adorno dejo escrito que, la constelación loco-payaso era para él uno de los pilares de la política cuando se preguntó en su obra, La dialéctica de la información, ¿por qué la humanidad en lugar de entrar en un estado verdaderamente humano se hunde cada vez más en un nuevo género de rusticidad? A una increíble degradación de la política. Con lo que estamos viviendo, la política nacional va de mal en peor. Los espacios políticos que brinda la democracia se están convirtiendo en un circo de muchas pistas dónde podemos ver desde políticos, payasos, corruptos futbolistas, cantantes y actores. Lo preocupante de esta situación variopinta es el desinterés de la dirigencia nacional para ponerle coto a la francachela de aspiraciones con las que quieren embolatar a los débiles, pues la gente se pregunta, si la comedia irresponsable puede colocar en peligro la democracia. ¿Sera que nos estamos acercando a la decadencia social y política, reflejada en el tipo de personajes que los partidos políticos postulan, que aspiran a gobernar al país?
Suplemento: Para el Dr Álvaro Hernán Prada Artunduaga y su apreciada familia, toda nuestra solidaridad.