El mundo actual nos exige un compromiso alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), donde exista un futuro para el cual el presente debe ser lo suficientemente fuerte para generar valor perdurable en sus tres pilares fundamentales: el ser humano, el medio ambiente y la economía, con la aplicación de los principios rectores empresariales y de derechos humanos (Pacto Mundial ONU). Por lo que es necesario pensar la sostenibilidad energética para el país desde la coexistencia entre los hidrocarburos y las fuentes de energía renovables y no desde la eliminación de una de estas.
Hablar de una transición energética sostenible va más allá de un cambio en la fuente de energía y dejar, en el corto plazo, de usar los recursos fósiles. La razón por la cual el mundo aún necesita del petróleo y gas, donde no se puede pretender el abandono total en el uso de estos recursos, es que de acuerdo con la Universidad de Oxford para el año 2019 el consumo de petróleo y gas representó el 30.93% y 22.67% respectivamente en el total de la energía primaria disponible consumida, mientras que la energía solar, eólica, hidroeléctrica generaron el 9.1% del total.
La transición a sistemas energéticos que impliquen una menor generación de emisiones de CO2 se debe realizar, y es una realidad inaplazable en donde las compañías extractivas están llamadas a liderar la coexistencia. Sin embargo, este camino necesita de la responsabilidad y compromiso de todos los involucrados en la producción, transferencia, consumo y transformación de energía.
Se requiere una migración ordenada en donde el aumento de la demanda por energía sea en mayor medida compensada con energías renovables y se mantenga la producción de fuentes no renovables bajo un criterio estricto de emisiones cero teniendo como base los ODS y el Acuerdo de París.
El Gobierno Nacional se ha alineado a estos Objetivos y para el 2022, la meta es llegar a una capacidad instalada de 2,500 megavatios (MW) en proyectos de energías renovables no convencionales, y para finales de 2021 se estiman alcanzar 1,000 MW. De este modo, la participación de las energías renovables en la matriz energética pasará de 12% a 14% en el transcurso de los siguientes 18 meses, una meta ostentosa, teniendo en cuenta que hace dos años esta proporción correspondía solo a 1%.
En los últimos dos años, la capacidad instalada de los proyectos de energías renovables aumentó siete veces, pasando de 28.2 MW en 2018 a 224.47 MW en el primer semestre de 2021, por medio de 33 proyectos de generación. Para fortalecer la matriz, el Ministerio de Minas espera realizar una nueva subasta de energías renovables antes de noviembre y así poner en marcha más de 80 proyectos eólicos en La Guajira, que incluye poner en operación el primer parque eólico en este mismo departamento.
Es evidente que el Gobierno y la industria están aunando esfuerzos para que el sector energético de Colombia sea sostenible, teniendo como base la coexistencia energética. El impulso de proyectos en yacimientos no convencionales, recobro mejorado, yacimientos costa afuera, parques solares, turbinas eólicas, entre otros, son una muestra del dinamismo y la capacidad que tiene el país de diversificación teniendo como norte la sostenibilidad.