Diario del Huila

El mérito del minicuento

Jul 12, 2021

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El reto de un escritor de minicuento o relato breve consiste en contar una historia recurriendo a la mayor economía en el uso de las palabras. Es decir, contarlo todo utilizando el menor volumen posible de narración. Es un oficio literario que se puede encontrar entre lo lacónico del lenguaje de un poema y la abundancia de éste en un cuento o una novela. El Huila es reconocido a nivel país por el Concurso de Minicuento Rodrigo Díaz Castañeda, certamen que en 2021 cumplirá 31 años de su nacimiento, luego de la iniciativa que en Palermo – Huila, en el año de 1990, tuviera el escritor y docente de quien lleva su nombre el concurso. Resulta de especial gusto leer las obras finalistas y las ganadoras en cada versión del certamen.  Ciertamente, es muy loable que, en esta localidad, los alcaldes de cada periodo, independientemente de sus inclinaciones políticas, hayan respetado la realización y financiación del concurso. Es un ejemplo que unido a los concursos literarios liderados por el Departamento, deberían seguir los municipios del Huila con iniciativas que busquen estimular la creación en campos como la novela, la poesía, el rajaleña, el cuento, la declamación, disciplinas que sirven para afianzar la identidad de un pueblo, fortalecer valores de sociedad y construir tejido social. Los alcaldes deberían invertir unos pocos millones en acciones de tanto significado como estas, muy seguros de que tendrán gran popularidad en la comunidad. Si una entidad desea dar fuerza a la conservación del medio ambiente, ejemplo la Cam, podría instituir un certamen anual con tal propósito, invitando a los escritores de todo el país. El ICBF, haría otro tanto para afianzar los derechos del niño y de las madres. Y qué tal los credos religiosos de concurridas feligresías, impulsando propuestas literarias hacia la unión del hombre y el creador. Podemos entender que tales iniciativas no suelen llevarse a cabo por la carencia de sensibilidad literaria de los directivos del orden público, pero también el asunto llega a la empresa privada, ejemplo El Quimbo que tendría mediante este instrumento, una forma de pellizcar su deuda sociocultural y económica que jamás terminará de pagar al Huila y al planeta.

Me gusta la brevedad de un relato cuando las escazas líneas dejan abierta una ventana enorme desde la cual se ven imágenes que retratan felicidad, humor, dolor, amor, pasón, dramas sociales, etc. Dos ejemplos del relato breve, autoría del suscrito columnista, se comparten a continuación:  SONIDOS DE HAMBRE.  El sonoro vientre del contrabajo sintió la caricia del tercer croissant. Disculpe maestro, le dijo el mesero: ¿desde cuándo el enorme violón se alimenta de pan?  No mijo, respondió el músico: éste sólo tiene sonidos, mis hijos, hambre. Y uno más. DESERTOR.  Yo no mato niños ni mujeres embarazadas, comandante. Una lluvia de metal y fuego despidió al infinito, el espíritu del joven sentenciado.

 

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