Para mañana el Comité Nacional del Paro ha convocado masivas aglomeraciones a través de marchas que se desarrollarán en algunas ciudades del país, donde las cifras de contagios por el Covid y el número de fallecimientos han desbordado la capacidad de respuesta institucional de las instituciones hospitalarias del país. No se compadece que en medio de la más profunda tragedia sanitaria se presenten estas multitudes, que transgreden las recomendaciones del personal de salud, que a gritos piden que cesen, por el alto riesgo que ocasionan en detrimento del bienestar de la población en general.
Está demostrado estadísticamente que los picos más altos que ha tenido el país, durante el periodo que ha durado la pandemia, se presentaron durante los meses de mayo y junio del presente año, cuando ocurrieron diariamente estas aglomeraciones. Durante junio, fallecieron más de 17.000 personas en Colombia. Para los manifestantes y vándalos, no existe un raciocinio en el comportamiento ciudadano que deben tener en el respeto de los protocolos de bioseguridad. Para ellos, no existe Ley, ni controles. Los hechos de violencia que han acompañado a las manifestaciones pacíficas rompen todos los esquemas de protección que deben tener para no caer en manos de la redes de este virus mortal.
Durante las últimas semanas, se han detectado que más del 50% de las personas contagiadas y fallecidas por Covid, corresponden al rango de edad que oscila entre los 18 y 45 años. Así lo expresan las autoridades sanitarias. La sociedad colombiana, debe prepararse para el cuarto rebrote de este virus mortal, durante las próximas tres semanas. No quiero generar pánico con estos comentarios. Estamos viviendo momentos muy complejos. Está en serio riesgo la supervivencia humana. Esto no tiene discusión. El Covid no respeta ideologías. Ni edades, ni credos políticos ni religiosos. Mucho menos razas y sexo. Diariamente los diferentes notarios de la ciudad de Neiva firman actas de defunción que actualmente superan las 20 diarias.
El gobierno nacional ha sido incapaz de estructurar políticas para hacer seguimientos certeros y crear contenciones a la pandemia. Hoy el Covid, nos está pasado una factura muy costosa a la sociedad colombiana. Hemos sido reiterativos desde esta tribuna que la sociedad colombiana aspira que se termine prontamente este viacrucis social y económico en que se encuentra sumida, por el avance exponencial que ha tenido la pandemia del Covid, en todo el país. Todos deseamos y nos estamos imaginando la luz al final del túnel que vislumbre la terminación de esta tragedia, que ha afectado negativamente el bienestar de la sociedad colombiana. Soñamos con volver a la vida cotidiana tal y como la conocimos hasta el mes de marzo del año pasado, cuando aparecieron los primeros contagios en el país. A todas luces estamos enfrentando una catástrofe de proporciones históricas y, peor aún, la situación no parece tener alivio cercano. La única esperanza sigue siendo la vacunación, que ha ganado en velocidad, pero ha tenido algunos obstáculos en el camino.