Nuestra generación tuvo el privilegio y la oportunidad de vivir los grandes cambios la modernidad de nuestro país, allá por los sesenta, en el siglo pasado. Fueron los años en que irrumpió con fuerza la televisión y muchos periódicos cambiaron formatos y redacciones. Fueron años muy ricos en acontecimientos y eventos. Dos figuras brillaron con luz propia y hoy, en tiempos de pandemia, infortunadamente, se nos han ido. Dos grandes amigos y contertulios.
Germán Castro Caycedo, hace ochenta y unos años había nacido en Zipaquirá. A sus extraordinarias dotes de reportero, ágil e incisivo se sumaba una donosa prosa de excelso cronista y agudo investigador pero, sobre todo, un gran sentido de la oportunidad informativa. Tenía un gran espíritu aventurero y esto lo llevó a recónditos lugares y exóticos parajes. Más de treinta premios de periodismo, nacionales e internacionales, dan fe de su excelencia. Veinte libros compilaron su devenir noticioso. Manejo magistralmente todos los medios.
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Bayron López Salazar también nos ha dejado, pero su recuerdo nos acompañará por siempre debido a su especial manera de ser y de llegar a propios y extraños. También ejerció el mejor de los oficios, pero fue especialmente un gran relacionista público. Era amigo de todo el mundo y se podría decir que le bastaban pocos minutos para serlo de cualquier desconocido que le interesara. Era un gran admirador del arte y se movía con gran soltura en el mundo de la pintura. Fue el «marchante» de las obras de Fernando Botero y de otras cumbres del pincel y la paleta.
En su «oficina», el prestigioso restaurante «El Museo», se reunía la crema de la intelectualidad, como reza la canción. Dirigentes políticos y empresariales departían hasta avanzadas horas «arreglando el país». Además, de sus paredes colgaban exposiciones muy seleccionadas que daban fe del desarrollo de nuestras artes plásticas. Hecho, como se acostumbra a decir, a puro pulso, Byron fue un verdadero esteta en toda la extensión de la palabra. Formó su hogar con una mujer igualmente incomparable, la inigualable María Paulina Espinoza, la popular «Pum Pum»…A ella nuestras sentidas condolencias.
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Sigue el novelón por entregas del magnicidio de Haití. Lo que nos faltaba, que ahora nos dedicáramos a exportar sicarios. El presidente Duque, según versiones de nuestro diario, confirmó que algunos de los colombianos contratados tenían conocimiento de un plan para matar al mandatario. Colombia, según el presidente, ha venido brindando información para ayudar a esclarecer el asesinato. El general Jorge Luis Vargas, comandante de la Policía colombiana, reveló que varios nacionales fueron a la isla a entrevistarse con un medio haitiano que hoy ya ha sido capturado, como uno de los cerebros del complot.
Adenda Uno. Muy grave la tala de nuestros bosques tropicales, que amenaza con cambios bruscos en nuestros ecosistemas ambientales. Son miles y miles de kilómetros que han sufrido incendios y tala inmisericorde. Lo grave es que son irremplazables.
Adenda Dos. Y algo muy bueno de estos tiempos pandémicos. La gente se está bancarizando para proteger sus ahorros. Cerca del noventa por ciento lo hizo. Sin embargo, el crédito sigue muy restringido. Los menores de veinticinco años son los que más lo están haciendo.
