Una de las medidas que el gobierno nacional definió desde 2019 para impulsar el comercio en el país, fomentar la formalidad y la bancarización son los días sin IVA. Pero por la crisis generada por la pandemia del covid-19, esta medida ha tenido varias reformas en relación con la propuesta inicial. Según lo consignado en el Decreto 682 de 2020, sus fechas se anticiparon, se amplió el grupo de productos con el beneficio y se elimina el requisito de la factura electrónica.
A través de la programación de los días sin IVA se busca impulsar las ventas, los ingresos de los comerciantes y generar beneficios para los consumidores al permitirles adquirir una serie de productos a menores precios.
En la reforma tributaria que hace trámite en el congreso de la República se tiene planteado el tema de realizar anualmente mínimo tres días sin IVA, aunque no se han puesto de acuerdo para qué meses, el objetivo de las jornadas sigue siendo el mismo de las realizadas el año anterior, solo que falta esperar la aprobación o no de la ley para que esto se haga realidad.
Sobre el tema están optimistas, tanto el gobierno como los comerciantes, porque es una forma de reactivar la economía y de alguna forma rematar saldos e inventarios que están en veremos. Por su parte, los colombianos también ven con buenos ojos la programación de estos días, pues finalmente son ellos son los que hacen que el Día sin IVA sea exitoso o no, para el comercio no tanto para los compradores que si no lo hacen con una buena planificación, podrían terminar más endeudados de lo que normalmente vivimos los colombianos.
Por eso, no está de más recomendar hacer una planeación de las compras que se deseen hacer y no caer en la tentación de adquirir artículos por tener un precio menor, pero innecesarios, decisión que resulta arriesgada en momentos de incertidumbre económica como la que atravesamos. Las compras tienen un alto componente emocional, en muchas ocasiones decidimos con el corazón, sin mayores cálculos, por lo que el consejo es mantener la cabeza fría, hacer un presupuesto y cumplirlo al pie de la letra.
No está de más, que desde todas las partes involucradas en las jornadas de descuentos se evalúen las experiencias anteriores para corregir posibles fallas en los que vienen, de tal forma que cumplan efectivamente los objetivos para los que fueron diseñados, contribuyendo al dinamismo de la economía y al bienestar de los consumidores, que deben pensar bien sus decisiones y no se les convierta en un dolor de cabeza.
