“Mi infancia es aprender letras y música con mi madre, a ella le debo todo lo que soy y seré” dejó escrito el poeta Federico García Lorca.
El mundo hispanoparlante ha estado dedicado en los últimos días, a evocar el asesinato de uno de los máximos exponentes de la literatura universal como lo es FEDERICO GARCIA LORCA, ocurrido el día 18 de agosto de 1936 en Granada – España.
En torno a la conmemoración de este hecho luctuoso y propio de la violencia institucional, se viene consolidando un movimiento mundial que pregona la urgencia y la necesidad de buscar despertar la INSURGENCIA CULTURAL, como una propuesta de unificación de los pueblos, como una propuesta de acercarnos unos a otros en la construcción de un mundo que busque consolidar la libertad, la diversidad ideológica y, sobre todo, el respeto al otro en todas sus manifestaciones.
Es interesante la propuesta cultural que se escucha ahora, no solo en toda Latinoamérica, sino más allá en todas las latitudes, cuando nos convencemos de que la cultura es el único camino que nos queda, para alcanzar y encontrar los medios y las formas de adquirir conciencia sobe el verdadero valor de la LIBERTAD, LA PAZ y LA CONFRATERNIDAD UNIVERSAL.
Hacemos parte y vivimos el drama de una sociedad dividida por sectarismos que nos polarizan día a día y nos convocan a la violencia, siendo enemigos de la reconciliación y de la hermandad entre los pueblos, y hay intereses de poder y económico que usufructuando ese perverso lema de divide y reinarás, hace de las suyas y niega los derechos y la posibilidad de comprender este pequeño tránsito que tenemos o llevamos cada uno de nosotros en nuestras propias vidas, porque más allá, solo nos queda la eternidad de la muerte y el silencio definitivo del olvido.
Muchos creemos aún en la palabra, heredamos ese recurso del lenguaje que nuestros antepasados en la época inferior del salvajismo, logró desarrollar para transmitir ideas, pensamientos y encontrar las formas de comunicación entre sus grupos humanos.
Hoy es necesario entender este proceso social y se hace indispensable que unamos esfuerzos y hagamos posible la reconstrucción del ser humano como epicentro de su esencia y en su entorno y como fuente de cultura para alcanzar los caminos del entendimiento y del amor por encima de los odios y los desafíos de los barbaros.
Recordemos que la sociedad ha vividos años que se enmarcan en el sufrimiento de la intelectualidad y que ella es esencial para poder nutrirnos y es fuente desde la cual podemos abrevamos lo mejor para construir un mundo mejor y soñar con una esperanza que parece remota, difusa y vaga en medio de tanta incomprensión y dificultades que generamos por y como consecuencia de los rencores y de los odios que llevamos dentro.
La insurgencia cultural es una propuesta y como tal, a ella los convocamos, para que desde el hogar, con la lectura y la enseñanza construyamos y edifiquemos lo mejor de nosotros y para nosotros mismos.
