Cuando se inicia el periodo constitucional de un alcalde, el constituyente primario empieza a generar cábalas sobre lo que será la gestión de éste, esperando que cumpla con todo lo expuesto en cada una de las propuestas esbozadas durante la campaña electoral. Una vez posesionados empiezan a darse cuenta de lo complejo que es asumir las responsabilidades para solucionar los mega problemas que presenta la ciudad y que son heredados de las anteriores administraciones que fueron incapaces de corregirlos. Además, los recursos disponibles para generar sinergias que conduzcan a remediarlos, son insuficientes dadas las condiciones macroeconómicas en que se encuentra inmersa la administración municipal.
Tal es el caso del alcalde de Neiva, Gorky Muñoz Calderón, quien empezó una ardua tarea de transformar las costumbres y paradigmas en la forma de gobernar, con un estilo totalmente diferente a sus antecesores. Su actuar ha sido una afrenta para su administración, en medio de la más profunda crisis social y económica provocada por la pandemia del Covid, que le tocó afrontar transcurridos dos meses y medio cuando se empezaron a detectar los primeros casos de contagio y de fallecimientos por este mortal virus.
Todo el accionar gubernamental que tenía previsto para el desarrollo de la ciudad, tuvo que obligatoriamente enfocarlo para atender esta crisis sanitaria. Todos sabemos que los recursos invertidos para tal fin han sido insuficientes, dadas las condiciones macroeconómicas ajenas a su gobernabilidad, como fue el creciente desempleo generado por el largo periodo de confinamiento.
Además, la crisis fiscal del gobierno nacional provocó que todos los entes territoriales tuvieran una disminución de las transferencias nacionales que ocasionaron una disminución de recursos para atender los programas de inversión contemplados en sus Planes de Desarrollo. Lo anterior, obligó a muchos alcaldes y gobernadores, adelantar la gestión de créditos para poder atender las crecientes demandas sociales, comprometiendo seriamente sus ingresos tributarios futuros, generando con ello, un futuro incierto para buscar el equilibrio en sus finanzas públicas.
Y como si fuera poco, la disminución de los ingresos tributarios por la crisis social y económica que afectó la dinámica productiva y con ello la disminución de sus ingresos base para el pago de sus impuestos. Paralelo a lo anterior, las protestas sociales que provocaron bloqueos, taponamientos, destrucción de la infraestructura productiva, muertes, lesionados, entre otros actos delincuenciales que fueron impulsados por los sectores de oposición, contribuyeron a este colapso administrativo.
Por lo tanto, al primer mandatario de los neivanos, como decían nuestros ancestros: “le ha tocado bailar con la más fea”. Esto no ha sido óbice, para que los sectores políticos, hayan iniciado el proceso de revocatoria de su mandato. Este mecanismo de participación está contemplado en la Ley 134 de 1994, que les permite solamente a los ciudadanos que concurrieron a las urnas en las pasadas elecciones para elegirlos, tener la opción de revocar después su mandato, cuando se verifique que han incumplido el respectivo programa de gobierno. Estas acciones populares nunca han prosperado en los entes territoriales del país. Solo se podrán solicitar, una vez transcurridos por lo menos un año, desde la posesión de estos.
Por tal motivo, no es conveniente que se continúe con este proceso de revocatoria. Es importante respaldar la gestión gubernamental que actualmente está desarrollando el alcalde Gorky, a pesar de todas las dificultades que se han venido presentando. Apenas han transcurrido 19 meses y medio. Lo que, si es importante, es que debe revisar el desempeño de cada uno de sus colaboradores. Los que no hayan cumplido con su tarea, debe replantear su estadía. Por el bien de Neiva, vale la pena. Recuerde un consejo de los expertos de la gerencia pública: Un buen ejecutivo es aquel que pone a trabajar a 30 y no aquel que trabaja por 30.
