Durante los últimos cuatro años hemos visto una explosión de iniciativas legislativas, las cuales tienen como tema central la alimentación y sus efectos en la salud. Al ser proyectos que afectan industrias con una fuerte influencia económica y presencia en el país, este tipo de proyectos han encontrado fuertes obstáculos que han llevado a que se hayan hundido en más de una ocasión. A pesar de los obstáculos y de la resistencia existente, el proyecto sobre etiquetado de alimentos procesados fue sancionado finalmente.
Ahora bien, existen otros proyectos que se encuentran en trámite o están en proceso de rediseño para volver a ser presentados. Dentro de este grupo de proyectos vale la pena destacar los siguientes: a. El proyecto para la creación de la ley general para el manejo integral del sobrepeso y la obesidad; b. El proyecto para imponer un impuesto del 25% sobre las bebidas azucaradas, y c. El proyecto para adoptar estrategias que permitan propiciar entornos alimentarios saludables en colegios.
Esta serie de iniciativas legislativas dan cuenta del grado de consciencia que como país hemos adquirido respecto de la alimentación y de su incidencia en la calidad de vida. Sin mencionar las implicaciones de índole presupuestal y de salud pública que puede generar un inadecuado manejo de la alimentación. Aunque resulte alentador ver una creciente preocupación de nuestros legisladores por fortalecer el marco jurídico en materia de alimentación, también considero que no podemos esperar que todo lo solucione la ley. Es por esto, que estimo necesario trabajar otros dos frentes, con el fin de buscar verdaderos avances en la materia.
El primero de estos frentes es el de la actividad física, el cual debería ser promovido desde muy temprana edad en colegios, y auspiciar los horarios en empresas publicas y privadas, y por supuesto las alcaldías, facilitando infraestructura y monitores que orienten programas o sesiones grupales que fomenten la práctica de cualquier actividad física, con periodicidad diaria. El segundo de los frentes tiene que ver con los hábitos que inculcamos desde nuestras casas. Es en este último frente que me gustaría hacer hincapié, pues considero que es desde casa que podemos implementar cambios significativos en los hábitos de alimentación, ejercicio, sueño y demás factores que tienen impacto en nuestra calidad de vida y en las cargas que tiene que soportar el sistema de salud por enfermedades asociadas a estos. En pocas palabras y como dirían las abuelas, todo comienza en casa.
