Conversando con mi abuelo, me decía “mijo, la política es el arte de pasar al olvido sin tanto esfuerzo como el que se utiliza para construir una carrera pública”. Esa idea me retumba en la mente cada vez que visito su morada de muerto, y ello me hace recordar aquella mañana cuando me levante, como de costumbre a tomar un café bien espeso y a disfrutar el inconfundible sonido de un pájaro propio de la región como es el pitufui, y por supuesto a veces también escandalizado y confundido con el sonido diario, permanente y exacto en el horario, de un sainete elaborado con las teclas de un piano, creo yo, pues nunca lo vi, solo la intuición me lo hacía pensar, pues el vecino de la casa 7, un hombre, bastante solo, sin familia, casi podría decirse que ni amigos pues nadie lo visitaba, que solo conocimos de oídas, porque decían que había sido una persona muy influyente en una época de la ciudad, que había sido alcalde o concejal, hoy solo quedaban pocos recuerdos de él y su gestión, ya todos cuantos se beneficiaron de su efervescente alborada, simplemente ya no estaban para reconocerle victorias, para jactarse de su pérfido y efímero poder, para animarlo y sostenerlo en el mundo irreal de la política, de adularlo al punto de las equivocaciones sin retorno, hoy ya también todos viejos y sin prisa por vivir, pues los años que les restan son menos que los vividos, y muchos que aunque con excelente calidad de vida, ya no lo veían como una persona a quien visitar ni recurrir para acceder a un contrato o recomendación, ya este señor de la casa 7, olía a mueble viejo y apolillado.
Pasaron tres días sin que ese ruido del pianista se escapara entre las rendijas de sus ventanales y se dispersara por los jardines, lo cual me empezó a inquietar y sentí la necesidad de pedir a la policía investigara, pues el espacio que empezaba a dejar ese sonido me humillaba más que él mismo, y de repente se nos confirma que ese hombre había fallecido hacia tres días.
De inmediato volví a recordar esa tertulia con mi abuelo y comprendí que la política también es el arte de buscar reconocimiento social finalmente, por encima de fama y dinero, muy por encima del servicio a los semejantes, es en sí, una actividad despreciada por unos y amada por otros. Sin embargo en nuestro medio hay más de uno que ya desapareció y está en la soledad del poder, que viven la misma muerte, que pasaron algunos sin mayor huella y otros que habiendo dado parte de sus vidas hoy valen lo mismo que el ciudadano más humilde y pobre de la ciudad, hoy andan sin amigos verdaderos, pues se fijaron solo en los aliados del momento y no guardaron el afecto para el futuro, hoy son la vergüenza de la sociedad, hoy el desprestigio conseguido sin buscarlo los aterra y los entierra, hoy otros están transitando ese mismo camino, por eso hoy amigo lector recuerde usted mismo quienes son esos personajes de la casa 7.