En la lengua de Castilla el género califica al sustantivo. Por ejemplo, si decimos una casa y le queremos dar un adjetivo calificativo para indicar el color, decimos entonces: casa blanca; obvio, el adjetivo blanca, califica al sustantivo femenino casa. El género, no dice relación al sexo. El sexo es masculino o femenino. Se ha metido en el colectivo cultural, haciendo carrera, la mal llamada igualdad de género, equidad de género, etc., aplicado al sexo de la persona, masculino o femenino. Los sexos, no son iguales; varón y mujer son distintos fisiológicamente hablando, así lo quiso el Creador. Iguales somos como personas humanas, claro que sí; pero el varón y la mujer no somos iguales: cada uno tiene sus características propias desde el punto de vista físico y síquico. Igualarlos es ir contra la ley natural, por ende, contra el Creador. Ser varón o mujer no hace a la persona más o menos; simplemente la hace distinta, con sus características propias, eso es todo. La tal igualdad de género que tanto se cacarea es un sofisma de distracción; es distraer a la opinión pública para que no afronte los graves problemas que padece el país. El congreso de la república en cambio de dedicarse a buscar porcentajes del tan mal llamado género en la planta burocrática de las entidades del Estado, debe dedicarse más bien a establecer leyes que combatan la corrupción; buscar mecanismos para salir de la pobreza y terrible desempleo, hacer un país más productivo, mejorar la conectividad vial en el país: sin conectividad vial no seremos competitivos. Por favor, dedíquese a mejorar los servicios públicos, la salud, la educación. Por favor, reduzcan ese alto número de parlamentarios y por favor legislen, esa es su tarea. Los colombianos gastamos mucho dinero en el sostenimiento de la planta burocrática de las dos cámaras, con una cámara es suficiente: bastan cien parlamentarios para legislar este país. -por favor, veamos el ejemplo de los países nórdicos-. Son discusiones bizantinas dedicarnos a discutir el porcentaje de mujeres en las entidades del Estado. A mí y, en general al colombiano que trabaja de sol a sol, no le interesa si quien lo atiende es varón o mujer, basta que sea eficiente, eso es todo. Si hasta en las últimas décadas han llegado varias damas a ocupar cargos en la alta dirección del Estado no es porque antes no eran capaces, sencillamente porque los parámetros culturales eran otros, eso es todo. Ser varón o mujer no da ningún derecho o privilegio, ambos tienen la misma dignidad. Por favor, superemos esos complejos ridículos y trabajemos hombro a hombro por sacar a esta nuestra patria de la pobreza y miseria en que vive. ¡Qué tristeza, un país tan rico y tan pobre! Por favor, hagamos lucha frontal contra la corrupción. ¡Ah, si los impuestos que pagamos los colombianos trabajadores, se invirtieran con honestidad y eficiencia! Hace décadas hubiésemos salido del subdesarrollo. Seguimos llorando la leche derramada y no salimos del atolladero que hemos creado. Por favor, no más llantos, demos soluciones. Afrontemos con trabajo productivo los verdaderos problemas que padece nuestro país. No sigamos buscando distractores.