Haciendo una revisión de la forma en la que ha sido regulada la eutanasia en el mundo, he podido apreciar que, con independencia del país, ha existido una marcada resistencia en torno a la discusión sobre el tema, no solo en los órganos legislativos, sino también en otro tipo de ambientes. Sumado a esto y escuchando las opiniones de las personas, uno se lleva la imagen de que al igual que Prometeo y el fuego, la humanidad se está metiendo en temas reservados a los dioses o a Dios, cuando se entra a decidir sobre la muerte de una persona.
Lo problemático de la situación, es que sea cual sea la postura que tengamos sobre la eutanasia, lo cierto es que existen personas que se encuentran padeciendo dolores que superan cualquier umbral imaginable de tolerancia, llevando a una merma significativa en la calidad y dignidad de vida de la persona y de su círculo familiar. Quiero ser claro en que no estoy haciendo apología a la aplicación deportiva de la eutanasia, por el contrario, lo que realmente pretendo es invitar a reflexionar sobre la importancia de empezar, como sociedad, a discutir este tipo de temas tomando en consideración dos aspectos. El primero, que no podemos imponer nuestra manera de ver y entender la vida, así como nuestras creencias religiosas a otras personas. El segundo, que el derecho a vivir implica una vida en condiciones que sean dignas desde la concepción de cada individuo, lo cual hace que no en todos los casos la respuesta sea la eutanasia, pues habrá quienes quieran continuar con su vida hasta su último día.
Entiendo que al igual que ocurrió en algunos países europeos cuando se legalizó y reguló la eutanasia, existen temores de que el país se convierta en un destino del llamado “turismo de la muerte”, tal como ocurre con Suiza. Sin embargo, considero que más que en la eutanasia, nuestros esfuerzos y preocupaciones como sociedad, familia e individuos, deben de estar orientados a buscar la felicidad, el balance en nuestras vidas, una alimentación saludable, el aumento de los recursos destinados al estudio, la prevención y atención del amplio espectro de enfermedades y condiciones que llevan precisamente a que una persona tenga que enfrentarse a decidir sobre su vida.