La fundación Paz y Reconciliación ha elaborado un informe donde hace un rastreo de los precandidatos al congreso, encontrando en este platanal de politiquería y corrupción institucionalizada, que la friolera de 127 tienen graves cuestionamientos aspirando a ser avalados por los diferentes partidos políticos que en su mayoría no tienen ninguna bandera ideológica, sino convertidos en verdaderas mafias de otorgamiento de avales sin discriminación alguna y verdaderas asociaciones para delinquir, con el propósito de enriquecerse ilícitamente con el ejercicio del poder político asaltando el presupuesto público.
Nada extraño por supuesto, cada vez que tenemos elecciones producto de un pernicioso y contaminado sistema político electoral que a estas mafias que se roban 50 billones de pesos al año no les interesa en absoluto reformar para no matar la gallina de los huevos de oro del enriquecimiento torticero, que tiene como instrumento eficaz de permanencia la vigencia aceitada de clanes familiares, que cuando es condenado un integrante de los mismos por corrupción quedando inhabilitado para seguir siendo elegidos a una corporación pública, inmediatamente postulan su reemplazo como consecuencia del clientelismo y el fraude, a otro miembro del clan familiar de los tantos que tenemos a lo largo y ancho de la geografía nacional ejerciendo la política como negocio ilícito, que por supuesto avalan los partidos sin ningún asco para que continúen con el siniestro legado electoral.
Por eso tampoco es extraño que lleguen a coincidir en la cárcel, o mejor en sitios de reclusión 5 estrellas para mayor vergüenza nacional, padre e hijo como los Aguilar en el departamento de Santander, el primero ya condenado por vínculos con el paramilitarismo y corrupción, y el segundo procesado actualmente por graves actos de corrupción contra la administración pública y seguro condenado, que ya preparan a otro miembro del corrupto clan familiar que será por supuesto avalado por cualquiera de esos partidos políticos para que continúe con la saga siniestra, con el cínico y manido argumento de que no hay delitos de sangre que les impida postularse y ser elegidos, no obstante el sólido vínculo de sangre del vitando clan familiar con la corrupción que también avala ese clientelismo que elige verdaderos bandidos sin ningún escrúpulo electoral para que nos sigan robando.
De ahí que, mientras no haya una auténtica y masiva reacción ciudadana sin nexos con ese clientelismo siniestro que se verá reforzado en las próximas elecciones con la inconstitucional suspensión de la Ley de Garantías, tendremos elegidos en cuerpo ajeno pero familiar a esos mismos corruptos de siempre por los cuales corre fluidamente en su sangre el virus letal de la corrupción así no tengamos delitos de sangre, por lo que le corresponde al pueblo soberano, especialmente a la juventud independiente, condenarlos definitivamente en las urnas para que no sigan delinquiendo con la corrupción de sangre con grave detrimento de los intereses nacionales, para que en la elecciones del próximo congreso -a mi juicio la más importante para enderezar el torcido rumbo que llevamos-, renovemos integralmente el congreso aplastando esa corrupción de sangre politiquera.