El pasado 9 de noviembre del presente año hemos celebrado los primeros diez años de existencia como Centro Cultural Cuatrotablas, un punto de encuentro para hombres y mujeres de palabra, que, desde Garzón Huila Colombia, ha conquistado gran parte de la cultura internacional que es afín a nuestro postulado.
No ha sido en vano este esfuerzo. Por nuestra sede han desfilado muchos artistas y escritores nacionales e internacionales y algunos jóvenes de nuestra provincia han definido en su vida ese amor por la lectura, han desarrollado algunos aspectos propios de la comprensión de la lectura y hemos dejado un granito de arena en la construcción de la transformación social y humana que tanto se requiere hoy en día no como elementos de cambio, sino como elementos de formación integral para ser útiles a la sociedad.
Cuatrotablas ha sido y seguirá siendo, mientras las fuerzas así me lo permitan, y haya por lo menos un destinatario que se solidarice con nuestro proyecto, fuente de inspiración, fuente de sueños y de muchas esperanzas que hemos tenido desde nuestra infancia y que hemos logrado mantener a lo largo de la historia, desde el seno de la Familia González Triviño y hoy, desde el seno de la Familia González Trujillo.
Somos conscientes de que muchos son los contradictores de nuestro pensamiento y de nuestra inclinación por la filosofía, por la literatura, por el arte y por el amor a la vida. Pero esa forma de aceptación que hemos logrado generar para aquellos, es lo que nos permite seguir adelante con la finalidad única y exclusiva de saber que una palabra, un mensaje y una forma de llegar a los otros, es una convocatoria para generar ideas y por lo tanto, para difundir aquellas con las que nos congraciamos o con las que en determinado momento ponen en tela de juicio nuestro quehacer cotidiano.
Nuestro objetivo sigue siendo el mismo, queremos estar allí donde otros no están, queremos hacer lo que otros que pueden, no hacen. Queremos apoyar y liderar procesos donde el pensamiento, la palabra, la racionalidad y los sueños, se conjuguen en la sinfonía inconclusa de la vida, y donde los recursos económicos, que no nos llegan, no nos hagan falta más que para poder sobrevivir dejando huellas.
Agradezco a los que se han unido a este proyecto. Agradezco a quienes no lo han hecho, porque han tenido reparos y han tenido otros compromisos superiores a sus propias fuerzas que los vinculan de una u otra forma, con el anquilosamiento y con el pasado y que no se aferran a la necesidad de una palabra o una voz que nos aliente en medio del conflicto, porque consideran que la muerte nunca les llegará y en el momento en el que lo haga, podrán poner condiciones para que ella les escuche.
Sigo en la utopía, no tengo maneras de fidelidad con la realidad, voy más allá y por eso, sigo adelante, navegando entre las nubes como un alma sin retorno, como un sueño del que no quiero despertar, porque tengo miedo de que quienes estén a mi lado, no se hayan dado cuenta que la realidad es un duro castigo para los hombres que no aprendieron a soñar y que nunca se atrevieron a soltar las amarras de su impotencia para salir a conquistar el mundo espiritual y esperanzador que sigue iluminando mi camino.
Gracias infinitas por quienes me han leído y me han acompañado. Vendrán nuevos momentos y otras oportunidades para que podamos seguir adelante.