La congresista estadounidense María Elvira Salazar perteneciente a la caverna del partido republicano, se despachó en forma infame contra el candidato Gustavo Petro interviniendo indebidamente en la política nacional, respondiéndole al asesor para América Latina del presidente Joe Biden, el colombiano Juan González para que conocieran quien era, que se trataba de “ un ladrón, un terrorista, un socialista y un marxista”, cumpliendo un encargo del expresidente Trump quien contribuyó a elegirla, y de Álvaro Uribe quien la apoyó lo mismo que la fallida reelección del incendiario expresidente, a modo de devolución de favores acudiendo a la estrategia macartista de vieja data propia de la derecha extremista, de descalificar al opositor político con base en el miedo y la guerra sucia, muy útiles para escalar la violencia que impidan su llegada al ejercicio del poder político.
Que es el mismo estribillo de mala fe de la derecha nacional de estigmatizar a Petro ubicándolo en la izquierda radical castrochavista que nos va a convertir en otra Venezuela, cuando real y políticamente es un liberal social demócrata que viene haciendo propuestas de esta estirpe en permanente rebeldía contra el establecimiento depredador y violador de los derechos humanos que tenemos, y ha sido un constante luchador contra la corrupción en la administración pública, que avala plenamente la afirmación que hiciera el candidato de la Colombia Humana en su visita al Huila de que “Tenemos una campaña de propuestas y la contraparte, de mentiras y miedos”
Porque esa es la guerra de alcantarilla en materia política que siempre se ha hecho en Colombia para descalificar al adversario político que se enfrenta al establecimiento corrupto y criminal que hemos tenido para crear las condiciones de violencia que permitan incluso su eliminación física cuando han tenido posibilidades ciertas de llegar al poder como ocurrió con Jorge Eliecer Gaitán en 1948, sindicado también de comunista y terrorista por reivindicar causas sociales y reclamar la restauración moral de la República, envilecida hasta nuestros tiempos por los mismos agentes de la política tradicional que nos han sumido en la pobreza, la desigualdad, el atraso y la violencia, que siempre han acudido a la infamia y al miedo para mantenerse en el poder.
Porque saben estos carroñeros de la política que de todo pueden sindicar a Petro menos de ladrón y terrorista, solo por haberse alzado en armas contra el establecimiento narcoparacorrupto, que obliga a una reflexión sobre el punto para determinar quiénes han sido los verdaderos terroristas en este país, que a mano aparentemente desarmada y gobernando y legislando en su beneficio han cometido los peores crímenes contra la población como los llamados falsos positivos y se han robado al ritmo de 50 billones al año los recursos que servirían para garantizar los derechos de la gente y alcanzar la paz de Colombia, como con acierto también lo dijera aquí en Neiva el candidato que vilmente tratan de estigmatizar como terrorista, los que han sido, estos sí auténticos ladrones y terroristas de Estado en grave y criminal perjuicio de nuestro pueblo.