Con la actitud asumida por la en mala hora presidenta de la Cámara de Representantes Jennifer Arias, de no renunciar a la dignidad que ostenta, pese a los graves señalamientos de plagio de su tesis de maestría que le ha hecho la universidad Externado de Colombia que inexplicablemente no lo advirtió en su oportunidad para otorgarle el grado, y la investigación que ya le abrió la Corte Suprema de Justicia a la marrullera congresista por solicitud de la misma universidad ante la evidencia del plagio, confirma plenamente que desde hace mucho rato tenemos un Congreso indigno y sin ninguna vergüenza que elige a sus dignatarios no teniendo en cuenta hojas de vida sin tacha, sino prontuario y relaciones non sanctas con el crimen producto del envilecimiento de la actividad política.
Y no se trata de una exageración de mi parte, permanente cuestionador de la clase política corrupta que nos gobierna que lo confirma todos los días con el adagio de que por sus hechos los conoceréis, sino que constituye una retorcida e indigna realidad que muy poco les importa a los mismos congresistas y a sus electores, como que en los últimos 20 años se han elegido presidentes del Congreso a 12 investigados por parapolítica y han sido condenados por la justicia 9 suficientemente conocidos por la opinión pública, que confirma hasta la saciedad mi aserto de la contaminación de la institución legislativa que la mantiene en el primer lugar del desprestigio nacional, y donde no se eligen dignatarios sino indignatarios como una actividad normal producto de los igualmente contaminados acuerdos politiqueros para la designación de los titulares de esas indignidades.
Y lo más grave de esta conducta inveterada y repudiable, es que no solo el Congreso elige para ocupar estas dignidades a indignos de ocuparlas, sino que salen después a respaldarlas cuando se conocen los actos de indignidad como en el caso de la Arias, como lo ha hecho la bancada del Centro Democrático, experta en postular para dignidades y cargos públicos envileciéndolos a personas indignas de desempeñarlos y a condecorarlos como lo hizo Duque, que hace que se atornillen en los cargos como la indigna presidenta de la Cámara vociferando que no va a renunciar por el respaldo que ya sabe tiene de sus compinches, para los que no existe el verbo renunciar por razones de dignidad, que reitero está totalmente ausente en una institución que debía ser ejemplo de accionar para la sociedad.
Escolio. Frente a la inevitable venta de los Supermercados de Comfamiliar por las exorbitantes e insostenibles pérdidas acumuladas de 12.000 millones de pesos como lo ha dicho su director Administrativo Luis Miguel Losada, resulta bienvenida su venta a la compañía huilense D’Sierra propietaria de SurtiPlaza, que ha manifestado por medio de su gerente Edgar Sierra que no solo vincularán a los que laboran en los supermercados vendidos, sino que ampliarán la planta solo con personal de la región estableciendo una alianza con la Caja para seguirle ofreciendo a los afiliados el mejor servicio. Enhorabuena .
