En el 2020 se cumplieron cuarenta y cinco años de la publicación del libro Liberación animal. Con este texto, en venta desde 1975, el filósofo australiano Peter Singer auspició el debate sobre la ética animal, que ha servido de fuente primigenia para muchas posturas en favor de lo que se han denominado los derechos de los animales. Reflexiones que luego redundaron en los llamados derechos de los seres vivos no humanos y ahora en los tan mentados derechos de la naturaleza. Porque las reflexiones de Singer, propulsaron el movimiento por la consideración de los animales no humanos, es que muchos atribuyen también a este filósofo, la motivación para otro movimiento alimenticio: el veganismo.
Singer se apoyaba en la teoría moral del utilitarismo y asumía posiciones particulares sobre problemas morales específicos. La verdad, su objetivo era justificar el abandono del consumo de animales no humanos en la alimentación.
La idea central de Liberación animal es que los intereses de todos los individuos que pueden sufrir y disfrutar, deben ser igualmente considerados. Esta idea se deriva de la combinación de otras dos que poco se controvierten. En primer lugar, la fuerte intuición, ampliamente compartida, sobre la consideración igualitaria de todos los seres humanos. Rechaza que se asigne una importancia diferente a los intereses de los individuos con base en, por ejemplo, ciertas características biológicas como el sexo o el color de la piel.
En segundo lugar, la necesidad de ser consistente en el razonamiento moral, es decir, de no incurrir en contradicciones cuando pensamos; porque la consideración desigual de intereses basada en la especie de los individuos debe, por consistencia, ser rechazada en tanto que una forma más de discriminación tampoco tiene justificación como el racismo o el sexismo.
Para este pensador, los intentos de diferenciar moralmente entre humanos y no humanos nunca podrán fructificar. Concluye que la igual consideración de intereses (evitar el dolor, necesidad de alimentarse, y otras) debe ser extendida más allá de la especie humana, incluyendo a los otros seres sintientes: los no humanos o animales.
Es muy importante destacar que, en este libro, se expuso la idea de “que siempre que esté a nuestro alcance debemos actuar con objeto de prevenir o reducir el sufrimiento”. Idea importante moralmente cuando hallamos en la historia personajes violentos como Hitler, Nerón e incluso algunos líderes de bandas delincuenciales de Colombia que aman y protegen tanto a sus perros o aves, pero igual se deleitan causando enorme daño y sufrimiento a sus congéneres.
Lo volvemos a manifestar, la protección ambiental es una indubitable actitud moral.
