Son muchas las expresiones que se escuchan en las campañas; desde resucitar muertos, hasta lo más inverosímil, todo aquello, que causa un conflicto de sentimientos, como risa, rabia, desconfianza, en fin, y hasta desesperanza.
Pero, sobre todo, se llega definitivamente a la conclusión ultima, a la ratio decidendi, de que la imbecilidad, en un sector de los protagonistas de la campaña, es el común denominador, y es precisamente, el titular es quien gana las encuestas, que él mismo paga.
Una persona que ha sido beneficiaria de una democracia como la nuestra, que él mismo llama dictadura, imaginémonos el grado de imbecilidad, solo los desequilibrados pueden dar esa opinión.
La inversión de la realidad, la inversión de los contrarios, para sacar un provecho político, no es propiamente un gesto de equilibrio sino por el contrario manifestaciones alucinógenas, como se dice en el argot popular, de quien se la fuma verde.
Deberían conseguirle un psiquiatra de cabecera, para que le hagan un examen de evaluación, antes de acceder a un micrófono o a un escenario donde concurran personas, para evitar tanto protagonismo imbécil, donde uno puede concluir, que esos niveles de degradación mental solo son posibles en el protagonista o de quienes lo siguen, cual será mayor.
Hemos sido víctimas los colombianos de los desastres en todos los órdenes producidos por eso de la pandemia; en muchos sectores de la sociedad se comenta, incluso, existen altos indicadores de desequilibrios mentales producidos por el encierro obligatorio, además por las quiebras en sectores vulnerables de la economía, y sumémosle a ello, que el mayor desequilibrado autodenominado líder político, que puntea en las encuestas, con los bestialismos que propone, en ese desespero por el poder, para vengar los favores recibidos de nuestra democracia, imperfecta, pero al fin y al cabo democracia.
Después de la campaña, nos vamos a encontrar con indicadores superiores, otra pandemia, más grave aún, y sin vacuna posible, aunque creo existe, pero difícilmente se atreve el estado de proporcionarla; no entiendo ese maniqueísmo del gobierno de aplicar unas vacunas, y otras no, cuando se nos ha venido otra cepa llamada pacto histórico, o petrismo para no ir tan lejos.
Pero acaso, también existe otra cepa aparentemente de menor proporción inicial, pero de la misma tendencia, disfrazada, donde desean consumar el acto de entrega de la nación a la delincuencia narco, nacional e internacional, son conocidos de autos. La misma perra con distinta guasca, como se dice comúnmente.
En fin, están locos lucas, como decía Chespirito, y de paso, han vuelto locos de remate, a unos seguidores que, en las manifestaciones actúan delincuencialmente, absolutamente poseídos por los estupefacientes.