Diario del Huila, Ciudad
Por: Hernán Guillermo Galindo M
Fotos José Rodrigo Montalvo y Suministradas
Los neivanos están de acuerdo con el regreso de las materias a primaria y bachillerato para reforzar normas de comportamiento y convivencia que se deben aprender en casa y complementar en el colegio.
Para muchos colombianos haber sacado del calendario académico y de las aulas de clase las asignaturas de urbanidad, civismo y ética ha contribuido a aumentar la descomposición social en el país, a la falta de respeto a las instituciones, al desconocimiento de las normas de convivir en comunidad, a desconocer e incumplir normas de comportamiento público.
“Se perdieron actividades como honores a la bandera, desconocimiento de por qué las festividades cívicas, la enseñanza de buenos hábitos, como acudir con el uniforme limpio, la puntualidad o guardar silencio en clases”, complementa Jairo Gómez, ex rector en los años ochenta del desaparecido colegio del barrio Calixto Leiva de Neiva.
Y agrega que todo eso junto tiene como causa primaria la pésima educación que impera actualmente en el país.
Según la pedagoga María Isabel Cruz, el regreso a la cívica es fundamental por la transformación que han sufrido los municipios.
“Es importante que los jóvenes conozcan qué es una comuna, qué es una junta administradora local y cómo funcionan las instituciones políticas del país”, señala, detrás de un escritorio.
A su juicio, esto redundará en solidaridad, democratización de las costumbres y mayor moralidad.
Para Gladys Tapias, del colegio Ciber Kids, igual debe suceder con la urbanidad que implica buenas maneras de las personas o simplemente ‘educación’.
Y agrega que “independiente del término que utilicemos, se trata de estar formados y preparados para convivir en comunidad. En otras palabras, consiste en actitud considerada, de respeto por el espacio hacia los demás”.
El proyecto de ley
Pero parece que ese ‘error’ cometido en la educación de niños y jóvenes colombianos está por cambiar o en ese propósito avanza un proyecto de ley en el Congreso, que propone establecer la enseñanza obligatoria de clases de urbanidad, civismo, transparencia y moralidad pública en la educación básica primaria, secundaria y media.
La idea es reforzar normas de comportamiento y convivencia que se deben aprender en casa y complementar en el colegio.
La iniciativa, en palabras de los autores, “pretende elevar a rango legal la necesidad de formar no sólo en derechos sino también en deberes; impartir de manera obligatoria, con criterios de objetividad y de manera gradual al nivel de formación, clases de urbanidad, civismo, transparencia y moralidad pública; y facultar al Estado para sancionar a las instituciones educativas que incumplan con tal deber”.
De ahí entonces que en la enseñanza de la Constitución Política y de la Instrucción Cívica se les deberá enseñar a los niños, niñas y adolescentes no solo los derechos que pueden exigir sino también las obligaciones que deben cumplir, explica el representante Julio César Triana, uno de los coautores del proyecto.
Como regla general, los principios de urbanidad se aprenden en el ámbito familiar y de manera complementaria en la escuela. Quienes no adquieren tales principios son considerados individuos groseros, impertinentes y con poca educación, señala la educadora Gloria Cándelo,
En otras palabras, sin buenos modales, viviríamos en permanente conflicto, dice Jorge Polanco, pensionado, que estudió en el colegio Santa Librada.
Y hace memoria para recordar la llamada ‘urbanidad de Carreño’ normas de comportamiento de un venezolano muy promovidas en los años setenta y ochenta y de la que hoy pocos de acuerdan: “Ese tal Carreño era la biblia de los buenos modales para las abuelas, mamás y familias huilenses”.
‘Manual de Urbanidad y Buenas Maneras para Uso de la Juventud de Ambos Sexos’ se convirtió en un éxito inmediato en el mundo hispanohablante’, que es en realidad el nombre del libro.
¿Es que acaso los buenos modales han pasado de moda?, preguntamos a unas personas al azar en el microcentro de la ciudad. “Un caballero siempre, antes y ahora, debe ponerse de pie y cederle su asiento a las damas”, responde Arturo Segovia, un hombre mayor.
“Sin duda, muchas de las normas de etiqueta del pasado, especialmente aquellas sobre el aseo, los buenos modales, el comportamiento agradable, la justicia y el respeto tienen aún vigencia en este siglo”, respondió Clara Cortés.
“Las normas obligan al hombre a ponerse de pie cuando la mujer regresa a la mesa, a tenderle la mano al salir del auto y a cederle siempre su asiento. Eso se olvidó”, aporta Jorge Villarreal.
La profesora del extinto colegio femenino Itre, Magda Barragán, reflexiona que con el ánimo de recobrar los valores y principios antes se preceptuaba como clases obligatorias “la urbanidad y civismo (que no son lo mismo); la transparencia y moralidad pública, como forma de inculcar el respeto hacia lo público y como mecanismo de lucha contra la corrupción”.
Otras asignaturas pendientes
Otras personas consultadas propusieron otras asignaturas pendientes de afirmarse en las instituciones educativas: Que los profesores de historia y geografía para secundaria deben ser especializados.
El aprovechamiento del tiempo libre, el fomento de las diversas culturas, la práctica de la educación física, la recreación y el deporte formativo debe promoverse y ser casi obligatorio, comentó Fernando Parejo, profesor de educación física.
“La enseñanza de la protección del ambiente, la ecología y la preservación de los recursos naturales no puede faltar desde niños”, expresó Julián Tafur, vendedor.
“La educación para la justicia, la paz, la democracia, la solidaridad, la confraternidad, el cooperativismo y, en general, la formación de los valores humanos”, dijo Tarcisio Mora, abogado.
El desarrollo de conductas y hábitos seguros en materia de seguridad vial y la formación de criterios y obligaciones para peatones, pasajeros y conductores, expuso el ex guarda de tránsito, Ricardo Rivera.
Opines
Andrés Felipe Franco – Estudiante de Ingeniería: “Es positivo desde el punto de vista de formación integral de la persona, aprender a comportarse en sociedad, cumplir y acatar las normas, que los profesionales sean personas integrales, volver hacia las humanidades”.
María Fanny Sterling Téllez- Docente: “Aunque muchas de las normas se incluyen en los manuales de convivencia y disciplina de las Instituciones Educativas, no estaría de más reforzar las normas desde la edad temprana con las cátedras planteadas por el proyecto de ley”.
Alfary Lozano Icopo-Empresaria: “Es importante, más que hacer obligatorias, la Cívica, la Urbanidad o la Ética, lo que debemos reflexionar como sociedad es si estamos educando a las nuevas generaciones como seres integrales que sean capaces de convivir y ante todo respetar al otro.