El mundo gira hacia la auto-destrucción, a pesar de sentirnos innovadores de una revolución científica, industrial y cultural.
¡Que viva la revolución! gritan jóvenes, mujeres, sindicalistas, opositores al gobierno de turno, abortistas, populistas.
Parodiando la canción Oropel del maestro Jorge Villamil, podríamos afirmar: “Si apuestas a la democracia/cuantas traiciones/cuantas tristezas/cuantos desengaños…”
En muchas partes del mundo los más variados incidentes en la vida de los pueblos se inclinan a favor de la democracia. Los hombres trabajan en común, algunos a pesar suyo y otros sin advertirlo, como ciegos instrumentos, luchan por el desarrollo de la igualdad.
Pero todo lo contrario sucede en Estados Unidos. Según el expresidente Obama: “la polarización desmedida, las teorías conspirativas, las mentiras propagadas por la derecha norteamericana, y el desprecio de Donald Trump por los valores y normas, corroyeron el proceso democrático, tardarán en ser superados por la sociedad”.
Los simpatizantes del ególatra Trump, instigados por este mismo personaje, protagonizaron el más violento asalto al Congreso en Estados Unidos, poniendo en peligro la seguridad del Estado.
Álvaro Uribe afirmaba: “la libertad de expresión ha sido una gran conquista del Estado, preocupa que los gigantes tecnológicos impongan el retroceso”.
En Colombia, cuantas traiciones, cuantos desengaños, a pesar de que nuestra Constitución señala en su artículo 41: “…Así mismo se fomentarán prácticas democráticas para el aprendizaje de los principios y valores de la participación ciudadana”.
Artículo 16: “Todas las personas tienen derecho al libre desarrollo de su personalidad sin más limitaciones que las que imponen los derechos de los demás y el orden jurídico”.
Pero este derecho fundamental del libre desarrollo de la personalidad, ha permitido que muchos de los mal llamados ciudadanos se desboquen en el ejercicio de sus libertades.
La libertad a la protesta es ejercida con actos terroristas, con bloqueo de vías, violentando los derechos de las demás personas, con abuso de la autoridad, etc.
El libre desarrollo de la personalidad, abrió las puertas para que cualquier menor de edad cometa toda clase de delitos, permitiéndole a la justicia sancionar a sus padres si llegaren a reprimirlos por sus malas actuaciones.
La biblia también contempla un derecho fundamental, que permanentemente ha sido ignorado, cual es el respeto a la mujer. En Efesios 5 (25-33) se ordena:”…Vosotros, los maridos amad a vuestras mujeres, como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella, para santificarla, purificándola, a fin de presentársela así gloriosa, santa e intachable. Los maridos deben amar a sus mujeres como a su propio cuerpo. Por lo demás, ame cada uno a su mujer, y ámela como así mismo, la mujer reverencie a su marido”.
Pero este mandato, utilizado equivocadamente por algunos desadaptados, ha servido para violentar a la mujer, convirtiéndola en una esclava a su libre disposición.
Sin lugar a dudas, en este mundo al revés, los derechos fundamentales consagrados en la Constitución, cuantas tristezas, cuantos desengaños nos proporcionan cada día.