Durante más de siete meses estuve haciendo parte del proceso de construcción del Pacto histórico del Huila, porque creo desde el fondo de mi corazón que este hermoso país necesita un cambio muy importante en las políticas económicas, sociales y territoriales, y ese cambio de no empezar, abocara a Colombia a una crisis sin precedentes, crisis de la que el descontento social de hace unos meses fue solamente un tibio abrebocas.
Fue un proceso interesante del que hicieron parte trece movimientos y partidos políticos: Colombia Humana, Polo Democrático, Unión Patriótica, Partido de los Comunes, Movimiento M-19, Alianza Verde, Unidad Democrática UD, Defensores del territorio, Todos somos Colombia, Movimiento Alternativo Indígena y social MAIS, Alianza Democrática Amplia ADA, Soy porque Somos y Colombia Renaciente, proceso en el cual se construyeron documentos, se realizaron propuestas, y se definieron posibilidades de organizar listas. Fue tal la sinergia, que en algún momento fuimos el movimiento con la lista de posibles candidatos más nutrida. Entonces ¿Qué sucedió?, ¿Por qué el descontento?, ¿por qué se llegó a la triste lista de tres candidatos, de los cuales dos no terminan de convencer a nadie?
La respuesta es sencilla: el proceso que duró siete meses, empezó a flaquear con la visita del candidato Gustavo Petro al Huila, fue en ese momento en el cual las veleidades de las personas, los egos de los supuestos líderes empezaron a aflorar, quienes pagaron el avión, encerraron al candidato sin dar posibilidades de compartir con sus aliados, y desde ese momento empezaron a identificarse los candidatos que esos líderes querían, que nada tenían que ver con el proceso; después vino la cuenta de los votos, que “fulano tiene tantos votos”, que “mengano fue y se hizo contar”, olvidando de paso los principios de unión, de construcción colectiva y de articulación de voluntades que el mismo pacto propone.
A pesar de reuniones en grupo y privadas entendimos que desafortunadamente, al final y como ya lo habían dicho muchos durante el proceso, se impondría la voluntad de los dos “paladines”, como ya había pasado hace cuatro años. Y decidimos dar un paso al costado.
Quienes se creen dueños de Colombia humana, decidieron que la lista debía ser conformada por Leyla del Polo, Mauro de Colombia humana y dos liberales, Beltrán y Calderón, dejando por fuera propuestas interesantes como Carolina Tello, Ricardo Rojas, Santiago García, Juan Felipe Molano o Geovanny puentes, candidato independiente que quería hacer parte.
No valió procesos, ni consensos, ni el interés general por hacer una construcción colectiva, se impusieron los egos y las veleidades, y la última semana, antes que intentar solucionar el caos que ellos mismos crearon, se dedicaron a dilatar todo, hasta que fue realmente imposible, y todos perdimos. Pierde el Huila que se quedará sin un representante del Pacto, pierde todo un proceso de construcción colectiva, y pierde el pacto, que hoy con lista abierta y con solamente tres candidatos, dos de los cuales renunciaron, sin que esta renuncia llegara a la registraduría, se harán a un lado, una lista que no será apoyada por el propio Petro. Triste sepelio para un proceso que un día encarnó las esperanzas de un Departamento.