Por esta época donde la Navidad lejos de ser para muchos un momento de familia, reencuentro, momentos de fe, tradición, descanso, reflexión y planificación a un nuevo año, esta época se ha convertido en tiempos donde el consumismo desmedido nada encaja en lo que verdaderamente significa la navidad.
Si bien es cierto la Navidad es una festividad religiosa y cristiana, la cual procede en celebración del nacimiento de Jesucristo, ha sido una conmemoración contagiosa, la que se ha extendido por el mundo y la que se ha convertido en una época más que de fe en un momento donde el comercio, la producción industrial, la venta de bienes y servicios que generan una dinámica económica, que aleja la tradición y hace de este mundo moderno un momento distinto para la cual fue creada.
Viajes, regalos, estrenos, árboles de navidad, luces, decoraciones, pesebres, villancicos, juguetes, noche buena, buñuelos, natilla, galletas, licor, pavos, gallinas, carnes frías, vinos, regalos y tarjetas siguen vigentes en muchas familias donde la abundancia, la exuberancia que ostentan la capacidad económica y de consumo de sectores que como en el país representan emporios y sectores que como el bancario y financiero, quienes fueron los únicos que pudieron publicar en medio de toda la miseria, el hambre, la muerte, la afujías, pérdidas materiales y vidas humanas en esta tragedia que afronto el mundo y de la que no se salvó Colombia; hoy donde la desigualdad e inequidad aumenta precisamente por esos factores y actores donde la falta de solidaridad, generosidad y tal vez un poco de sacrificio de no acumular más riqueza, a sabiendas que la vida es corta, que por mucho que digan esto es mío, la realidad es que todo es prestado, que uno se muere y nada se lleva.
Mientras tanto en otros sectores se preguntan, ¿En dónde están los juguetes? ¿Qué comeremos mañana? ¿Cómo pagaremos el recibo de la luz y el del Agua? ¿Cómo se curarán las heridas de la pólvora? ¿Por qué liberaron a quien mato al joven por robarle el celular o la bicicleta? ¿Cómo y con qué comprare los medicamentos que la EPS no me entrego?, ¿Quién es el dueño del carro fantasma que atropello al joven que quería llegar a casa antes de la 12?, ¿quién hizo los disparos de la bala perdida que mato al vendedor ambulante? ¿Quién controla el estruendo de la pólvora que oirá por primera vez el niño que nace a esa hora? ¿Quién controlara el vuelo de las aves?, ¿el estrés y miedo de las mascotas? a eso de las 12 de la noche, cuando después de tanto ruido, muchos saldrán con la maleta llena de ilusiones a darle la vuelta a la manzana, con los bolsillos llenos de lentejas, se comerán afanadamente las uvas y se pondrán ropa interior amarilla y al revés pensando en que tal vez eso cambiara su vida.
Considero que será momento para reflexionar, dar gracias a Dios por la vida; por la vida de los que aún estamos y por los que ya se fueron dejando un vacío en el corazón, pero una razón para seguir viviendo, luchando, trabajando, sirviendo, compartiendo y convirtiéndonos en un instrumento de servicio y fe. ¡Dios los bendiga! Feliz navidad, que reine la fe, la paz, la salud, la vida y el pan de cada día de sus hogares.