El martes de la semana anterior fui invitado por la Junta Directiva del Centro de pensamiento, El Botalón, que preside el Dr German Palomo García a la ceremonia de reconocimiento que ese organismo del saber le ofreció al Ingeniero Civil y apreciado amigo, huilense por adopción, al Dr Víctor Rodríguez García.
Se juntaron varios hechos que hacen mucho más relevante el agasajo que los miembros del Botalón le quisieron recordar a nuestra comunidad relacionados con la meritoria vida y obra del ilustre homenajeado: Por un lado, ser miembro fundador del Centro de pensamiento anfitrión, por el otro, la cercanía a su 98 cumpleaños y, por último, sus casi 70 años de haber egresado de la facultad de ingeniería de la Universidad del Cauca. Todos esos acontecimientos se alinearon para que muchos de sus compañeros y, otros tantos colegas, nos hiciéramos presentes para brindar en su honor y, en el de su apreciada familia, por todos esos lustros en los que, el Samario por nacimiento y huilense de corazón, nos honra por haber venido al Huila a sentar sus reales y a crear su muy querida y respetada familia.
El Dr Víctor Rodríguez García nació en Santa Marta en el año de 1.924 y desde muy joven vino hasta el Cauca a estudiar en la facultad de Ingeniería Civil en donde obtuvo el título correspondiente, grado que recibió el 1 de agosto de 1.953. Su principal experiencia la alcanzo trabajando en la secretaria de Obras Publicas como ingeniero de vías en la Gobernación de Cundinamarca, y luego en el Ministerio de Agricultura y en el de Obras Públicas y Transporte.
En El Valle del Cauca conoció a la señorita Blanca Ramírez Rojas, oriunda del Huila, con quien habría de contraer matrimonio años más tarde. De esa Unión nacieron sus hijos, Víctor Guillermo también Ingeniero civil, Blanca Victoria abogada, Luis Ernesto Medico y Pedro Francisco ingeniero Geógrafo. En el año de 1.960 llego al Huila a la ciudad de Neiva, y desde entonces está radicado en la capital. Durante la primera alcaldía del Dr Guillermo Plazas Alcid en el año de 1.964 ocupó el cargo de secretario de obras públicas y, con mucho entusiasmo lo acompañó en la célebre marcha del ladrillo, convocando a toda la ciudadanía en la creación del Estadio de futbol que lleva el nombre del ilustre compatriota y amigo.
En su vida privada, desempañándose como contratista, construyo importantes obras en la región, como por ejemplo la bocatoma para el acueducto de Neiva, en el sitio del puente del Guayabo en el rio de las Ceibas, en la vía hacia Vegalarga, al igual que las obras de captación de agua para los acueductos de Rivera y Campoalegre. Fue artífice de la construcción del tramo 2 de canalización e higienización de la quebrada La Toma en Neiva, para mencionar estas tareas, entre las muchas realizadas por el ingenio del colega y amigo. Pavimentación de vías y puentes en toda la región lo calificaron como un excelente y avezado profesional, ético y pulcro ejecutor del desarrollo zonal.
Su personalidad siempre alegre, emprendedora, afable, el don de gentes, su carisma, la solidaridad social, su espíritu festivo y la excelencia por la amistad lo han hecho merecedor del cariño del pueblo opita. Muchos años más de vida, con la bendición de Dios, le deseamos al colega y genial amigo y una feliz navidad al lado de los suyos.