En Colombia, la actividad cafetera ha representado un eslabón muy importante en la economía nacional. A pesar de las crisis que han sido representadas en altos costos de producción y los bajos niveles de cosecha, el café continúa siendo un eje articulador relevante en el desarrollo rural del país, pues los cafetales ocupan cerca del 66% del área cultivada del país. Sin embargo, la actividad cafetera genera residuos que se ven reflejados aproximadamente en 784.000 toneladas/año de biomasa residual, que incluyen el mucilago, pulpa, cascarilla, y café molido mojado más conocido como borra. Se sabe que el grano de café tostado es lo único que se utiliza para la preparación de la bebida, las otras partes de la cereza de café son desechadas, es decir, solo se da uso al 5% del peso del fruto.
El mucilago, pulpa, cascarilla y el café molido mojado son conocidos como residuos comúnmente, también se les otorga el nombre de subproductos del café, los cuales poseen potencial para ser reutilizados en otras industrias y de esa forma disminuir el problema ambiental que generan a largo plazo, ya que todos estos en muchos casos son vertidos a cuerpos de agua o simplemente se dejan descomponer sobre el suelo de manera no controlada, y pueden producir problemas fitosanitarios y contaminación ambiental.
El Centro Surcolombiano de Investigación en Café – CESURCAFÉ, presentó una alternativa al uso de la pulpa de café la cual hace parte de los subproductos que no son re utilizados, sino desechados y que a la vez generan un daño al ambiente. Se planteó el uso de la pulpa para la obtención de una infusión en capsulas reutilizable monodosis, por medio de la deshidratación de la pulpa en hornos de convección forzada y secado natural a exposición solar y posteriormente molida. Se realizaron análisis de laboratorio una vez obtenida la bebida, parámetros físico-químicos, cafeína y ácidos clorogénicos por HPLC donde finalmente se evaluaron las bebidas por medio de un panel de degustación sensorial con el fin de conocer la aceptabilidad, es decir que tan agradable o desagradable era la bebida en cuanto a sabor, color y olor para las personas.
Esta investigación permitió conocer la viabilidad de la reutilización de la pulpa de café o sultana como también es llamada en algunos países como es el caso de Bolivia; además de esto la pulpa deshidratada o sultana ya no sería eliminada si no que entraría a presentar una alta demanda por parte de otras industrias para su uso y no seguiría siendo parte de la contaminación. Actualmente, a nivel nacional se encuentran empresas enfocadas en el estudio de la sultana para la preparación de bebidas o bolsas de té, como también a nivel internacional ya existe una empresa dedicada a la producción de bebidas refrescantes donde su principal componente de preparación es la sultana. Todo esto sin dejar atrás que la pulpa se ha utilizado en otras industrias no solamente en la alimentaria, ha sido utilizado para fabricar papel amate y secciones de madera.
Finalmente quisiera compartir que el desarrollo de este tipo de proyectos en los cuales se evalúa una viabilidad con el fin de contrarrestar un problema actual, son bastante enriquecedores, no solamente por lo que se aprende a lo largo del proyecto; si no por lo que se puede lograr y en lo que se puede contribuir a una población, en este caso los caficultores; el poder entregar un conocimiento que ellos pueden aplicar fácilmente en sus fincas, y hacerles saber que no necesitan de grandes tecnologías para mejorar, adicional a eso la generación de ingresos monetarios a largo plazo por la venta de la pulpa deshidratada.
Este proyecto fue presentado en la convocatoria 856 del Ministerio de Ciencia y Tecnología e innovación – MINCIENCIAS por los investigadores Jessica Paola Jiménez Ochoa (Ingeniera Agrícola), Andrés Felipe Bahamón Monje (Estudiante de la Maestría en Ciencia y Tecnología del Café), en compañía de la Dra. Claudia Milena Amorocho (Profesora Asociada a la Facultad de Ingeniería) y el profesor Nelson Gutiérrez Guzmán (Director de CESURCAFÉ).