Cualquiera puede intervenir en el debate, pero el futuro de la patria será negro y sin claridad cuando no hay honradez y se pregona la moral de la mata de mora, no la moral social. Sí a la paz y al derecho a la vida, no a la inmoralidad y la impunidad reinante en este gobierno de derecha.
El gobierno de la moral de la mata de mora
No me cabe en la cabeza ni encuentro la razón por la cual en una organización social o en cualquier país pueda existir gente que se oponga a un proceso de paz, ojo, a un acuerdo de paz.
La paz no solo es ausencia de conflictos, sino un anhelo plasmado en un valor, un principio y un derecho constitucional, por lo menos en Colombia es un fin esencial de Estado que tiene enemigos visibles en el poder.
El hecho de que los presidentes del senado y la Cámara de representantes, hayan enviado una nota inconsulta a nombre de los demás congresistas para atravesarsele a la JEP y al Acuerdo de paz, cometen un delito y es una prueba palpable de mis afirmaciones.
En una sociedad en paz, la gente tiene la capacidad de tolerar las diferencias, la pluralidad y la libertad como activos substanciales de una población que respeta y aprecia a quienes luchan por separado por sus intereses, pero unidos para sacar adelante su patria.
¿Y por qué esta introducción?, porque duele que todavía existan personas irracionales o grupos ideológicamente extremados que por circunstancias políticas e intereses económicos, estén dispuestos a enfrentarse como partido o como grupo organizado a “luchar”, para que nuestra martirizada Colombia, no logre un momento de reconciliación y de convivencia pacífica.
Hay quienes repiten como en la escuela primaria “queremos paz con legalidad”, eso está bien, pero ésta manida frase se ha convertido en una matraca para atravesarsele a cualquier acercamiento entre quienes pretendan limar asperezas para vivir sin conflictos.
Si afirmaran con sinceridad “queremos paz con legalidad, PERO SIN IMPUNIDAD, la cosa sería diferente. La impunidad está asentada sin ruborizarse en la mayoría de los despachos públicos del actual gobierno.
Parece irónico, que haya gente que quiera la paz con legalidad, pero se siente representada y a gusto con la impunidad manifiesta en sus instituciones, la misma que está llevando a los partidos de gobierno al despeñadero electoral.
La inmoralidad y la impunidad no vienen de ahora, es cierto, pero en la actual administración las cosas son mas visibles, sin timidez y con una desdeñosa posición dominante, porque les están mostrando y señalando de frente y con pruebas y siguen negando como sordos, ciegos y mudos con un olímpico cinismo que zahiere.
Estoy leyendo “21 lecciones para el siglo XXI”, de Yuval Noah Harari, magnífico obsequio de María Pía Rengifo, directora del Diario del Huila, una obra que resalta la peripecia de los seres humanos para sobrevivir y nos pone a ahondar y reflexionar sobre nuestro papel ante la sociedad, en mi caso, como periodista o como un simple ciudadano.
Hoy dia le meten miedo a los ciudadanos por la potencial llegada de la izquierda, que nunca a ejercido el poder en Colombia y narran de manera proclive episodios de la historia, pero no resaltan que la izquierda, ni de centro, ni mucho menos socialista ni comunista nunca ha ocupado los cargos de poder en el gobierno de Colombia.
La violencia, los robos a la salud, a la educación, los engaños, los muertos han sido de la llamada derecha y de la izquierda armada cuando estaba en guerra y quienes han pagado los platos rotos son los ciudadanos de la mitad, los mismos que ponen a sufrir como desplazados en las ciudades.
La violencia de la derecha (paramilitares), de la izquierda ( guerrilleros), y ahora de las bandas criminales (fusión de todos los grupos, con sus ideas e intereses) es la responsable de los millones de muertos y delitos contra la vida, la libertad y la propiedad que nunca va se van a esclarecer en su totalidad, pero se pueden parar.
Dice Yuval Noah Harari, “En un mundo inundado de información falsa e irrelevante, la claridad es poder”.