De acuerdo con la Secretaría de Turismo del Gobierno Federal de México, cuando se habla de Turismo Espiritual, se refiere a un sector de personas que busca en sus viajes o desplazamientos además de aspectos de recreo, placer o culturales, conectar su mente y espíritu a través de la práctica de rituales con aspectos de carácter místico. «El auge del Turismo Espiritual probablemente se debe a varios factores, entre ellos la tendencia de los viajeros por tener unas vacaciones con un sentido más espiritual y que contengan educación, cultura y arte. Este planteamiento de la autoridad turística mexicana nos lleva igualmente a denotar que desde el año de 1990 el turismo mundial empezó a vivir una serie de cambios importantes debido que indefectiblemente impone la necesidad de una renovación en las ofertas para poder sobrevivir en las nuevas tendencias del mercado y la globalización del mundo moderno. El turismo espiritual es una de las alternativas de producto que los destinos se esfuerzan en consolidar, vender y promocionar con la certeza de que habrá una respuesta positiva en los millones de turistas y visitantes que circulan de un territorio a otro.
El turismo espiritual, inmerso en el turismo cultural, se enfoca en visitar abadías, monasterios, mezquitas, templos o entornos naturales como bosques, lagos, jardines botánicos, cuevas, entre otros y propende satisfacer la necesidad de agradecer al dios en que las personas creen o simplemente a la madre naturaleza. Tan especial práctica de turismo coadyuva a que el turista vaya por el sendero hacia su ser interior lo que resulta posible desde herramientas como hacer yoga, meditar, practicar músico terapia o arte visual terapéutico, quererse en un spa, vivir la experiencia en un temazcal, descubrir la música de las estrellas en un límpido firmamento del desierto o la exploración de las voces de deidades esculpidas en piedra. Sin duda, las expectativas de orden espiritual del turista se ofrecen como una magnífica oportunidad de generación de riqueza en un territorio, en un destino cual es el caso del departamento del Huila con oferta exportable de San Agustín y Tatacoa, jalonadores de turismo doméstico en otros municipios que disponen de productos felizmente ligados a la naturaleza, escenario ideal para que los empresarios rurales bajo la asesoría, bien del gobierno departamental o de consultores externos, generen el producto de turismo espiritual en donde cada guion es concebido de forma estratégica, capaz de provocar la sensibilidad del turista y por ende darle el empujoncito para que tome la decisión de viaje en favor de este destino.
Los jóvenes entre los 16 y 28 años, como los adultos mayores de 45 años, ofrecen un enorme potencial para el turismo espiritual. Se trata de un turismo que incluso cuenta con redes sociales en el mundo entero, con una constante vocación de crecimiento. Así que ojo empresarios del turismo huilense, es la hora de explorar este escenario y aprovecharlo para bien del destino Huila y sus comunidades.