A seis semanas de las elecciones para elegir el Congreso de Colombia, sigue el desfile de opulencia y demostración de poder de algunos candidatos a Senado y Cámara, que deambulan por todo el territorio departamental exhibiendo carros blindados y de alta gama, escoltas y asistentes, conductores y lambericas que en cada tramo tienden la alfombra roja del próximo ungido por la democracia y seguros arribistas a la chibchombiana tradicional.
Lo anterior pasaría desapercibido si no fuera porque ese comportamiento al estilo de la mafia, demuestra no solo la intención de intimidar y de poner una línea imaginaria de clasismo entre el elector o asistentes a reuniones, es una forma de decirle al candidato competidor “que soy más que él, que conmigo hay dinero y trabajo, así sea pasajero”, sino porque fastidia y genera incomodidad. Bastaría pensar que es solo por la inseguridad que viven nuestras ciudades, pero no, es el comportamiento aprendido de elección en elección y se magnifica cuando los que hacen uso de esa tozuda práctica son apenas primíparos en el juego electoral, para no entrar en el detalle ya de quienes han estado haciendo leyes o no haciéndolas por inasistencia, que de alguna forma tienen un estatus y un derecho a ser protegidos, pero insisto sin exageraciones y extremos.
Por el otro lado están los que andan en carros del común, sin escoltas y sin tanta bobería, pero también son varios que como los opulentos y ostentosos que andan con su cabeza sin ideas concretas y viables para servirle al país y a su sociedad, solo se están quedando en recorridos y reuniones insulsas sin materia gris y la gente creyendo que van a elegir el mesías huilense y a su hueste celestial que juega como niños a la política sin medir riesgos y respeto por la ley, y que dicen que ya escribieron el nuevo mapa político regional donde ya se repartieron el poder sin considerar a los votantes, lo cual eso ya no ocurre mis amigos.
Bueno para concluir esta columna está claro señor lector que poco de donde escoger, por el lado del pacto histórico todo está como empezó sin bríos y sin entusiasmo y con reuniones de acople y con asistencia de muy pocas personas, es decir están comenzando la campaña del 2026; por el lado de los liberales rescato el caso de Flora Perdomo, que como mujer es moderada y jamás se le ha escuchado a ella y al equipo que pertenece escándalos de corrupción; por el lado de cambio radical ya usted señor lector conoce sus integrantes y entonces conoce sus antecedentes; por el lado conservador mucha farándula criolla, los demás no existen.