No hay nada peor para un país donde su gente o comunidad no pueda verse representada, ni tenga la oportunidad de participar de manera libre, abierta, espontánea y democrática.
Es por ello que dígase lo que se diga, en Colombia aún existe el derecho, la oportunidad de elegir y ser elegido, de representar y ser representado; derecho que no podemos perder, pues la democracia que se va muy difícil vuelve. Sin duda alguna en nuestro país hoy existe una percepción negativa frente al congreso, hacia la clase política y dirigente, lo que también es cierto es que, en el sector político, publico, ejecutivo, legislativo y judicial existen también mujeres y hombres honestos, trabajadores, comprometidos con esta nación. Allí en el congreso donde se debaten, se hacen leyes, se generan propuestas y se adelanta el control político tampoco es la excepción de encontrar seres humanos que piensan en el país, que también quieren lo mejor, que vigilan las acciones de gobierno y buscan regular las actividades públicas y privadas que permitan el equilibrio social, económico de la nación.
Somos los responsables de elegir bien, de poder escoger a quienes nos representan tanto en el senado como en la cámara, muchos se atreven a criticar, denigrar, acusar, pero jamás participan de una elección. Antes que salir a dañar el trasporte público, a vandalizar y causar terror en las calles, perjudicando al comercio, a los prestadores de servicios, causando alzas y escases en los productos e incluso generar odio desde las redes sociales y dañar la publicidad que permite informar y fomentar pedagogía para quienes participan de la elección; son estos los que ni siquiera votan.
Como si muchos no supieran donde se hacen las leyes, donde se crean y aprueban los impuestos, donde se eligen quienes representan los organismos de control, donde se hace control al ejecutivo, con quien acuden los alcaldes y gobernadores para conseguir recursos a sus regiones, allí en el congreso se estudian las propuestas presentadas por el ejecutivo, donde se analiza y se toman importantes decisiones donde se permite en medio de la pluralidad de los partidos y movimientos políticos discutir ponerse de acuerdo, aprobar o no aprobar iniciativas populares, legislativas o del gobierno que influyan en el mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos.
Las políticas públicas de estado, la política, económica, fiscal, social y tributaria del país que generan de alguna manera el desarrollo o el estancamiento de una nación, son las que se discuten, desarrollan o se aprueban en el congreso, de ahí la importancia que este tiene en la toma de decisiones o en la regulación de las acciones que ejerza el ejecutivo como acciones de gobierno que repercuten de manera directa sobre el territorio y sus comunidades; elegir un buen congresista tanto en cámara como en senado es una responsabilidad muy grande que tenemos los ciudadanos y es la oportunidad de poner en manos de quienes creemos y confiamos que puedan hacer las cosas bien.
Antes que creer que un presidente lo puede hacer todo a su manera, hay un congreso que estudia, discute, regula, hace control político a las acciones de gobierno, un congreso envestido de soberanía democrática tiene la autonomía y suficiente responsabilidad de tomar las decisiones que de manera democrática y colegiada que permitan interpretar al pueblo, sus necesidades y conducir al país por la senda del desarrollo, la paz, el orden, la sana convivencia interna y con sus vecinos.
Elija bien, no le eche la culpa a nadie, no se queje, no critique y no digan que nadie sirve para nada, si usted no elige, no participa y no vota, la democracia es una joya, una herramienta de desarrollo, de gobierno y de toma de decisiones de un pueblo, de nuestro país, de una nación que como estado social y de derecho hacen de esta patria un territorio privilegiado. Elija, elija bien que si hay con quien, no olvide que el camino si es la educación y que las voz de su región no se puede perder.
