Se me engranujo el alma y me golpeo el corazón, la dura descripción que, hacia un entrevistado en un medio de comunicación nacional, cuando hablaba del paso a paso que genera el procedimiento que realizan cuando de un aborto se trata.
Describía que hay procedimientos que realizan para el aborto, como el de introducir una aguja en el útero buscando el corazón del (feto) con lo cual proceden a inyectar un líquido que hace que él bebe que allí se encuentra muera. Pero también describía que ese pequeño en ocasiones duraba hasta 48 horas sufriendo y luchando por su vida. También describía de manera directa como a través de las ecografías se veía que ese ser, buscaba a esa edad, evitar con sus diminutas y frágiles manos la agresión directa que sufre cuando buscan acabar con su existencia. De manera triste, dramática también describía que, una vez producida la muerte, ingresan al cuerpo de su madre para extraer a pedazos su frágil y diminuto cuerpo; cuerpo que ya tenía sentidos, cejas, ojos, extremidades, hígado, corazón, en sí, vida. Pues son muchos que a las 24 semanas o un poco más, han llegado a la vida y han contado con la suerte, la ciencia, la medicina, la atención y sobre todo de una madre, un padre y una familia que con amor hoy comparten y son ejemplo de vida.
En estudio y discusión que ya había hecho la corte en tiempos anteriores, solo para casos extremos de salud, salvar la vida de la madre o casos de violación ya se habían establecido y que muy buena parte del país, sin estar todos de acuerdo como es lo más lógico, había tratado de entender; sin que las 24 semanas estuvieran de por medio, situación que hoy despedaza a este ya dividido país.
No entendemos que esa misma corte constitucional que no estudia, rechaza y no le interesa la pena de muerte para ser aplicada a delincuentes, violadores y asesinos en este país; pero si es la misma corte que estudia, propone y genera sentencia de muerte a inocentes e indefensos. En conclusión, legalizaron la pena de muerte para inocentes, pero no la quieren para los delincuentes.
Llámenlo como quieran llamarlo, esto solo tiene un nombre, infanticidio. Encontré en las redes sociales algo que me impacto y así lo trascribo. (Anónimo) “Cualquier país que acepte el aborto, no está enseñando a su gente a amar, si no a usar la violencia para conseguir lo que quiere, por eso sería el mayor destructor del amor y la paz; si una madre puede asesinar a su propio hijo en su seno, que impedirá que nos matemos unos a otros, con el aborto las madres aprenden a matar a sus hijos, con la eutanasia, los hijos aprenden a matar a sus padres, somos la generación que se destruye a sí mismo, vivimos en un mundo donde el funeral importa más que el muerto, la boda más que el amor, el físico más que el intelecto, tal como lo decía Eduardo Galeano, vivimos en una cultura del embalse, que desprecia el contenido, esa es la tendencia actual donde solos peses muertos siguen la corriente, en palabras de Schertenson, a cada época la salva un puñado de hombres que tiene el coraje de ser inactuales, la dignidad de una persona, no depende de la etapa de vida, como está escrito. Antes de que yo te tomara en el seno y te formara materno, te conocí, antes que te conociera te consagre, te puse por profeta ante las naciones.” Eso lo dice todo, hoy más que nunca, hay que saber a quién elegimos, no todos los que dicen represéntanos así lo hacen, hay muchos que como los peses muertos siguen la corriente porque les interesa llegar en avalancha, sin importar a quien se lleven por delante. Sin duda alguna, el Camino sigue siendo la educación.