Lo que ha sucedido en Colombia el pasado 21 de febrero del 2022 ha sido algo histórico. La Corte Constitucional después de varios días de deliberación y mediante una votación bastante reñida [5-4], ha considerado despenalizar el aborto hasta la semana 24 de gestación. Todo esto, por consecuencia de una demanda interpuesta por el movimiento Causa Justa, quienes buscaban que el aborto se dejará de ver como un delito, en el que se castigaba en algunos casos hasta con tres años de prisión a la persona que practicara la interrupción del embarazo sin estar dentro de las causales que lo permitían.
Para iniciar esta espinosa columna en la cual defenderé mis posturas respecto al asunto, debo enfatizar que me parece lamentable que el tema de discusión acerca del aborto legal en Colombia se haya centrado en el límite de tiempo máximo [24 semanas] que tienen las mujeres para abortar, y no, en lo que verdaderamente traduce ese fallo histórico acerca de la despenalización del aborto.
Por supuesto que someterse a un aborto a las 24 semanas de gestación es una situación compleja, tanto ética como en cuestión de salud para la afectada, pero hay que aclarar y sobre todo hacer mucha pedagogía en las personas de que no se legalizó el aborto “a las 24 semanas”, sino “hasta las 24 semanas” y según datos de Profamilia, el 94% de los abortos en Colombia ocurren antes de la semana 15 de gestación. Es más, las cifras indican que solo el 2% de los abortos realizados fueron después de la semana 20.
La decisión de abortar por lo general se toma muy rápidamente. Casi al instante de enterarte que puedes traer a alguien a este mundo, por eso los casos en los que se llegue hasta una semana muy avanzada son mínimos. Sin embargo, la doble moral de algunas personas los direcciona a asimilar el aborto como un delito y centran la discusión del tema en el tiempo que determinó la Corte para la despenalización del aborto, desconociendo la realidad social que hay detrás de cada decisión y otras causas de fondo que conllevan a esta práctica mal vista ante la sociedad.
Es importante que por primera vez dejemos de hablar desde el privilegio y salgamos de esa burbuja. No todas las personas han recibido educación sexual. El aborto legal o no, es algo que se practica a diario más frecuente de lo que imaginamos. Con la legalidad del aborto no significa que se van a empezar a realizar abortos, porque esto ya se hace. Lo que se busca es salvar la vida de miles de mujeres que ante la penalización en su momento de la norma, preferían ir de manera clandestina a abortar exponiendo incluso sus propias vidas debido a la ausencia de libertad sobre su propio cuerpo. Dicho esto, la prohibición del aborto no salva fetos, pero si mata mujeres de bajos recursos todos los días.
Respeto y admiro a las mujeres que han luchado y siguen luchando por sus derechos. También celebro la decisión histórica que tomó la Corte Constitucional sobre la despenalización del aborto en Colombia. Sin duda alguna es un triunfo de las libertades individuales. A nadie se le dice que debe abortar, simplemente es un derecho individual que hoy como sociedad hemos ganado gracias a todas esas mujeres guerreras que han luchado durante años para que el aborto legal hoy sea una realidad en nuestro país.
PD: Esta columna es por la joven que violaron, por la señora madre cabeza de familia con muchos hijos, por la mujer a la que le fallo su método anticonceptivo, por la señora campesina que no tuvo acceso a una buena educación sexual, por las mujeres que son consumidas en el machismo, por la adolescente desempleada y sin condiciones económicas, por una vida digna y una maternidad deseada.
