El bien tiene lógica, el mal es un absurdo. Dios ha creado al hombre para el bien, infortunadamente el hombre, criatura libre, hace el mal. No se puede argumentar que la libertad es la capacidad de elegir entre el bien y el mal. ¡Nooh! Hacer el mal no hace libre al hombre, lo hace esclavo del mal. Nunca el mal es rentable, un día se volverá contra quien lo hizo. En el plan de Dios no está el mal; en los relatos de la creación de Gn 1-2 no aparece el mal; el hombre, varón y mujer fueron creados para vivir felizmente. La imagen del paraíso es la expresión del plan de Dios; el ser expulsados del paraíso, es la desgracia del hombre. ¿Quién sacó al hombre del paraíso? Su propio pecado. El eterno pecado: pretender ser como Dios, es decir, suplantar a Dios. Es como si la pintura quisiese suplantar al pintor, como si la escultura quisiese suplantar al escultor. ¡Ay del hombre cuando se cree Dios, se vuelve la bestia más feroz de la jungla! Por favor, vean los monstruos de hoy: Un Putin que ordena matar a miles de ucranianos y él tan campante. ¡Qué horrores de la guerra! Me siento muy débil para ver esos cuadros tan escalofriantes en la televisión. ¡Líbrame del hombre que se erija como dios! ¡Qué monstruo! Ese espécimen vivirá rodeado de bufones que le alaban su ego; cultivan el culto a la personalidad. Todo el que se interponga será eliminado sin dilaciones. El mal moral es tan contrario al plan de Dios que no tiene explicación. El apóstol Pablo lo llama “misterio de iniquidad”, para indicar que es tan oscura su procedencia que no se entiende su existencia. Claro que sí, si el plan de Dios es la felicidad del hombre; entonces, ¿por qué aparece interrumpiendo el plan de Dios? El mal es absurdo en sí mismo, por eso no tiene explicación. El sembrador siembra el buen trigo, es de noche cuando llega el enemigo y siembra cizaña; infortunadamente tiene que crecer con el trigo, sólo que cuando llegue la siega, entonces, el buen grano a los graneros y la cizaña al fuego. ¡Qué figura!, ¿verdad? ¿Qué es lo que hace verdaderamente feliz al hombre? El bien. El mal es como un alucinógeno: aparentemente hace bien, “sensación agradable”, pero lentamente causa dependencia, adición y finalmente mata la vida humana. Ese es el mal. Otra imagen: se parece a una estatua con cabeza de oro, tórax de plata, cuerpo de hierro y pies de barro. ¡Ah, hombre soberbio! ¿En qué termina su grandeza? Los monstruos que ha tenido la humanidad y que, apenas se conocen, un Stalin, Hitler, Mussolini, Sadam Hussein, etc., ¿en qué ha terminado su arrogancia? Por favor, miren hacia atrás: ¿cuántas vidas humanas corrieron en el nefasto gobierno de ese monstruo ruso? Hoy, ¿qué son? Ojeando las páginas de la historia, encontramos sendas páginas manchadas de sangre; todo parece imposible que el hombre sin Dios haya sido tan cruel. El hombre sin Dios, constituyéndose él mismo en Dios, es el mayor depredador de la raza humana. De esos monstruos, ¡líbranos Señor!
+ Froilán, obispo de Neiva