En Bogotá y otros territorios del país, los ciudadanos están siendo suplantados y a nombre de ellos, delincuentes piden créditos y/o servicios. Los bancos y empresas también son víctimas del hampa que muta para estafar. No hay nada más angustiante que recibir una llamada o un mensaje de texto que advierte sobre una deuda sin pagar y que procederá un cobro jurídico o un embargo, y que lo comiencen a hostigar oficinas de cobro, sin la persona tener idea de lo sucedido. Los casos son tan insólitos que incluso algunos afectados ni siquiera viven en el país.
Por ello, hay que estar muy atento y en caso tal, poner las quejas y guardar el número de radicado que le dé la entidad financiera guardando todas las pruebas que respalden la PQRS. También es fundamental radicar quejas en las superintendencias y con los defensores del consumidor. Cuando ya el desfalco está hecho, hay que radicar una denuncia en la Fiscalía y avisar a la Policía experta en delitos informáticos o estafas. Según Clariana Carreño, gerente de Datacrédito Experian Colombia, no siempre el cuidado de la información personal, el cambio de contraseñas o la precaución a la hora de ser víctima de suplantación son suficientes, un control sobre las novedades en la historia crediticia ayuda a prevenir los casos de fraude y suplantación.
Es importante, nunca dar datos personales a través de una llamada telefónica, tampoco ingresarlos en links que sean enviados por correo o mensajes de texto. Es mejor siempre colgar y llamar a la entidad financiera o a la empresa que corresponda. Las entidades y empresas deben tener además de sus áreas de servicio al cliente un defensor del consumidor, un tercero de confianza, con un teléfono de confianza para ayudar a la gente.
Por último, hay que dirigirse al centro de delitos cibernéticos de la Policía Nacional, ya que, ellos están muy avanzados en el tema en América Latina, son referentes y saben cómo afrontar estas investigaciones.
