Dentro de los grandes riesgos que tiene el hecho de aplicarse comida en el rostro para tratar de reducir algunos problemas de piel están: quemaduras, lesiones, irritaciones y acné.
Le parecen conocidas las mezclas de azúcar con limón; para eliminar las células muertas, aguacate con miel; para dar más brillo a la piel, eliminar la inflamación y las manchas negras o en los ojos le ponen unas bolsas frías de té de manzanilla con dos rodajas de pepino para ayudarle con las ojeras.
Momentáneamente esos procedimientos son placenteros, sin embargo, en su piel están ocurriendo los procesos más indeseados para un dermatólogo profesional: está cambiando el pH, causando pequeñas heridas que podrían infectarse, quemando la piel y bloqueando los poros.
Es así que los profesionales resaltan la importancia de no hacer este tipo de procedimientos así a alguna persona conocida le haya funcionado, pues las consecuencias se verán con el paso del tiempo. La regla es clara: los alimentos, por muy naturales que parezcan, ¡no se deben aplicar en la piel del rostro!, y mucho menos siguiendo recetas en línea sin fundamento científico ni médico.