Por: Alfonso Vélez Jaramillo
La situación política, económica y social de Colombia pasa por un momento determinante y sin precedentes en sus últimos 200 años de vida republicana.
De acuerdo con los últimos resultados electorales, podría llegar al poder el “Pacto Histórico”, un movimiento que aglutina a numerosas personas y organizaciones sociales y políticas de oposición.
El Pacto Histórico es liderado por Gustavo Petro que presenta algunas ideas contrarias a los partidos políticos, que históricamente han gobernado este país, situación que ha generado fuertes enfrentamientos entre los partidarios de quienes han detentado el poder y quienes aspiran al cambio en la dirección del gobierno colombiano.
Por cuya razón hay que decirlo de frente y sin mandar mensajes subliminales y sin temor reverencial, por lo visto, la responsabilidad recae en el ex presidente Álvaro Uribe Vélez, el jefe quien quita y pone, de acuerdo al poder conferido políticamente.
Uribe Vélez, detenta el verdadero poder detrás del poder, y nada se hace en la Presidencia de la república, sin su consentimiento.
Sus amigos lo respetan como jefe natural de su partido, inclusive, aún, hasta le dicen con devoción presidente, pese haber abandonado ese cargo hace varios años.
En esas condiciones, a menos de cinco meses de terminar su periodo, sobre los hombros del presidente Iván Duque y Álvaro Uribe, recae la responsabilidad de que la situación de orden público no vaya a deteriorarse, azuzada por los incendiarios y los egoísmos políticos, como está sintiéndose de manera peligrosa, teniendo en cuenta que venimos de un paro nocivo para la estabilidad del país.
El hecho de que Uribe y el Centro Democrático no reconozcan el triunfo de la oposición, que se veía venir, es un reflejo de la espinosa situación que vivimos los millones de habitantes de Colombia.
Uribe y Duque sospecharon actos de corrupción en la Registraduría Nacional de Estado Civil, paradójicamente, un organismo, que, aunque es de creación constitucional y se dice independiente, es pautado a control remoto desde el Palacio de Nariño.
Pertinente precisar, que el candidato Gustavo Petro, interpuso una queja por la alteración de los resultados electorales, probó su pretensión y logró recuperar para el Pacto histórico, el liberalismo, el partido verde y los cristianos, más de 500 mil votos. El Pacto histórico aumentó otras tres curules y fue el ganador absoluto, por amplia mayoría de las elecciones.
El pésimo resultado del Gobierno de Iván Duque, especialmente en materia de inmoralidad y corrupción pública, es quizá, el hecho generador de la inconformidad social que está a punto de darle el triunfo a la oposición en Colombia, por primera vez.
Este escenario, podría incentivar hechos de violencia, debido a la polarización y a la negativa del uribismo a aceptar una derrota cantada, aunque se nieguen a reconocerlo y la prueba son los choques y los insultos a través de los medios de comunicación tradicionales y alternativos, como las redes sociales.
Antes de que la alteración del orden público pase a mayores y el ambiente pueda deteriorarse, vale la pena recordar el Frente Nacional de los años 50, una de sus épocas más sangrientas, por la violencia irreconciliable entre conservadores y liberales. La gente se mataba por el trapo rojo y azul, los colores distintivos de los partidos liberales y conservador.
Los incuestionables lideres Alberto Lleras Camargo, liberal, y el conservador Laureano Gómez, despojados de egoísmos concretaron el Frente Nacional, un acuerdo político llamado también “El Pacto de Benidorm” para ponerle fin a la violencia que había cobrado muchas vidas.
Este hecho es un ejemplo de patriotismo que deben intentar hoy día quienes tienen el poder administrativo y político y el interés directo para permitirle al pueblo colombiano, una transición en paz. Claro está, si gana las elecciones el candidato Gustavo Petro, que hoy lidera todas las encuetas de opinión.
El ex presidente Álvaro Uribe Vélez, jefe natural del Centro Democrático, tiene una deuda con los colombianos al fin de su carrera política, debe desarmar el espíritu guerrerista de su partido y tomar como ejemplo de patriotismo el que nos legaron Alberto Lleras Camargo y Laureano Gómez.
Con el Frente Nacional, se puso término a la crisis política, aunque la violencia tomó otros ribetes por la tenencia de la tierra, el problema persiste y sigue siendo generador de muchos delitos contra la vida y la propiedad.
Entre tanto, el candidato Gustavo Petro, debe convocar, cuanto antes, a los industriales y empresarios colombianos y explicarles directamente su propuesta económica. No es un secreto, existen muchos temores por la manera como podría darse y, además está siendo tergiversado para crearle enemigos a su campaña.
Sin concertación no hay confianza ni paz. El Frente Nacional permitió reorganizar el país en materia económica, política y social, porque había confianza.
Un hecho que prueba mi afirmación, el primer periodo presidencial lo ejerció Alberto Lleras, como un acto de buena fe y confianza entre las partes, y en su gobierno le cumplió a los conservadores y elevó a rango constitucional (Acto Legislativo 001 de 1.959), la alternancia en el poder de los liberales y conservadores hasta el año de 1.970.
El frente nacional jurídicamente solo duro 12 años y no 16 como dicen, el primer periodo fue un compromiso que dio ejemplo de moralidad y buena fe.
Ahora, los más interesados son los industriales y empresarios colombianos, quienes invierten sus recursos para seguir creando medios de producción y generar empleo, ellos deben reunirse con el candidato Petro, para que conozcan su propuesta de gobierno sin intermediarios, para que clarifiquen sus ideas frente los temores que los políticos contrarios propagan como estrategia para ganar adeptos.
La columna vertebral de una sociedad es el manejo del desarrollo económico que genera riqueza a través del trabajo con la creación de empleo, pero la responsabilidad para que no se vaya a incendiarse el país, la tienen en estos momentos quien gobierna, en este caso el presidente Iván Duque y el que manda políticamente, el expresidente Álvaro Uribe Vélez.