“La envidia es una adoración de los hombres por las sombras, del mérito por la mediocridad.
Es el rubor de la mejilla sonoramente abofeteada por la gloria ajena”
José Ingenieros (en “El Hombre mediocre”).
Los huilenses estamos de plácemes: uno de sus mejores hombres, el médico Rodrigo Armando Lara Sánchez, ha sido exaltado a una posición de gran dignidad: ser elegido, con gran probabilidad, a la vicepresidencia de la República. Ser el segundo, entre cincuenta millones de colombianos, jamás podrá considerarse asunto de poca monta.
Y trascendiendo el legítimo orgullo personal y familiar, con la gran posibilidad de servir a la comunidad opita, como con sana pasión y esforzado acierto lo hizo desde la Alcaldía de Neiva, dejándonos obras de innegable importancia para la infraestructura de la ciudad, como el puente de la quince (cerca al Hospital General), el intercambiador vial (frente a la Universidad Surcolombiana), el arreglo completo de la carrera 7ª, el mejoramiento de la calle 8ª, además el gran apoyo a la educación pública en los niveles de básica y media, según el Consejo Privado de Competitividad (resultado de histórica inversión para la transformación de los centros educativos y formación docente), entre otras muchas de su prolífica gestión.
Además de haber logrado, con su equipo de gobierno, la recuperación de importante suma de dinero que se estaba perdiendo por el fracaso de su antecesor con el estadio de fútbol.
Pero, por sobre todo, destácanse su pulcritud y corrección ejemplares en el manejo de la cosa pública, en este país tan proclive a la corrupción. No existe una sola queja fundada respecto a la honradez y transparencia de su destacada gestión, lo cual en nuestro medio es mucho decir.
De manera que además de sus condiciones personales de hombre de bien, de ciudadano integérrimo, de profesional muy bien calificado (cirujano de tórax), demostró ser un excelso servidor público, ejemplo invaluable para presentes y futuras generaciones.
Ello explica por qué hemos de estar felices los opitas con su merecida designación en comento, no sólo por sus aquilatadas condiciones de hombre público: sencillo, honrado, eficiente y noble, sino porque significa para el Huila importantísima oportunidad de asomarse, con beneficio, a nivel nacional.
No encuentro, en realidad, motivo alguno para no respaldar tan afortunada designación: si ya estábamos comprometidos con otra opción, pues estamos ante un suceso sobreviniente de marca mayor, que bien merece prevalecer; si es por cuestión de “principios”, recuérdese cómo la amistad – en cuanto valor universal y moral – difícilmente puede ser superado.
Que no nos invada la amargura, pues la envidia, que es tristeza o pesar del bien ajeno, no debe ofuscarnos ni exasperarnos ya que pondría en evidencia nuestras propias carencias; mejor será compartir con alegría, en sana y positiva emulación, sin distingos políticos, este gran motivo de fiesta regional y nacional.
Eduardo Fierro Manrique
Ex Magistrado y Notario Quinto de Neiva.
