Deshojando margaritas
Por Margarita Suárez
Cuando el legendario boxeador Muhammad Alí visitó Colombia en 1977, había muchos niños con Poliomelitis, enfermedad altamente contagiosa que no tiene cura. Es prevenible mediante vacuna oral. Igual que ocurre con quienes hoy se resisten a la vacuna contra el Covid-19, bien sea por miedo, ignorancia o flojera, algunas personas no vacunaban a sus bebés contra la polio y las consecuencias eran igualmente terribles. Para evitar la enfermedad, bastaba que a los bebés se les administrara con gotero tres dosis, con intervalos de dos meses cada una, de un líquido azucarado. Con esa acción, se destruía el virus incapacitante y potencialmente mortal. El Instituto Franklin Delano Roosevelt que atendía los enfermos de polio estaba colapsado y quebrado. La llegada a Bogotá de Alí cumplió la doble causa de recaudar fondos para salvar económicamente el centro hospitalario y concientizar a la población sobre la vacuna. Afortunadamente el mundo ya reaccionaba contra la polio. Como resultado de la vacunación se logró controlar la enfermedad. Las coberturas de vacunación que en 1970 eran de 10%, superaron el 80% en el año 2000. Se estima que en 1988 en el planeta había 350 mil personas afectadas. Durante 2005, solamente 1.880 contrajeron la enfermedad. El último caso de poliomielitis salvaje en el hemisferio occidental ocurrió en agosto de 1991 en Perú, siendo el último reportado en Colombia en mayo del mismo año. En septiembre de 1994 se confirmó la erradicación de la Poliomielitis de las Américas. La idea con la vacuna contra el Covid-19 tiene el mismo propósito, acabar con los contagios para erradicar la enfermedad. Algo tan obvio, hay gente que no lo acepta. Recientemente el Consejo de Estado recordó que en el país no se exige la vacunación como requisito obligatorio para entrar a Colombia. El hospital hacía honor al expresidente de USA, Franklin Delano Roosevelt, quien en 1921 contrajo Poliomelitis que paralizó sus piernas. No pudo prevenirla porque tan solo en 1955 las autoridades sanitarias anunciaron la primera vacuna para uso público. Jonas Salk obtuvo en 1953 una vacuna de virus inactivado cuyas primeras pruebas se aplicaron al propio investigador y a su familia. Se la jugaron toda. Un enorme gracias para ellos.
