Por: José Eustacio Rivera Montes
Hay quienes dicen que en la guerra y el amor todo se vale, reza viejo y conocido refrán popular, pero creería que en la competencia político-electoral está pasando lo mismo desde hace ya varios años. Tenemos un organismo autónomo como el Consejo Nacional Electoral (CNE) que tiene la potestad de regular, organizar y vigilar los procesos electorales junto con la Registraduría Nacional, para que haya garantía, certeza, legalidad e independencia de los procesos electorales del orden nacional, departamental y municipal.
Bajo principios de legalidad y de ordenamiento jurídico la propia constitución política, los partidos y candidatos no deben propender a la propaganda política bajo la calumnia de otras personas, o grupos de ciudadanos. Pero los ya candidatos que se ventilan para las elecciones del 2022. No guardan la promoción de los ya voceros, representantes y promotores, difundir por cualquier medio, campañas de desprestigio, desacreditación y odio en contra de los adversarios, utilizando para esto, el menor pretexto, fundado e infundado del que puedan echar mano para lograr propósitos individuales.
Ya vemos miembros que se empiezan a imputar actos de traición, corrupción, enriquecimiento ilegal, autoritarismo, ignorancia y de injerencia, y más de lo que se conoce en la “dinámica política” de nuestro país y nuestra región, esto conocido como la “guerra sucia” y hoy en redes sociales como las fake nwes. Las bodegas, perfiles falsos y las injurias empiezan a ser pan de cada día.
Esta práctica siempre ha existido, la ambición por el poder saca lo peor de la condición humana. Y es hoy una práctica común de los líderes políticos. En Sur américa y hoy en el país son pan de cada día, México, Argentina y Colombia, se especializan en estas prácticas que ya consultores y especialistas en la materia lo ven como común estrategia para ganar elecciones y electores. Otros la definen como conjunto de estrategias y acciones legales, o únicamente inmorales que utilizan por partidos políticos y candidatos, sus militantes o simpatizantes, para promover el desprestigio de la participación política de sus adversarios ante sus electores potenciales, generando una reacción de emisión del voto a favor del provocador de dicho desprestigio sin importar los medios o instrumentos que utilicen.
En marzo del 2022 se vienen las elecciones para elegir a nuestros representantes a la cámara y senadores, y muy seguramente las consultas de partidos y coaliciones para elegir los candidatos presidenciales. Ya empiezan a formalizarse algunas candidaturas, en el Huila, como en Colombia, tendremos que soportar millones de spots o mensajes políticos, a través de diversos medios masivos de comunicación, en los que seguirán difundiendo defectos, reales o inventados de todos los candidatos. Seguirá la guerra sucia electoral de alta intensidad, en contra de varios candidatos en contienda, pero en forma especial, en el perjuicio de los candidatos que según los resultados de las encuestas, se encuentren encabezando las preferencias electorales. Identifiquen quienes están detrás de estas prácticas y tomes sus propias conclusiones.
