La sociedad colombiana no sale del asombro por la escalada alcista de todos los bienes y servicios a partir del mes de diciembre, lo cual ha generado un impacto negativo en los ingresos de la población que vive supeditada a unos ingresos bajos, que no les alcanzan para satisfacer todas sus demandas personales. Las familias cuando acuden a los centros de distribución de víveres y mercancías, encuentran que los precios se encuentran desbordados. Otra cara de este fenómeno, que se siente en muchos más sectores luego de la reapertura total, se está experimentando en el comportamiento de los precios al consumidor. Una combinación de factores internos, entre ellos, el impacto de los bloqueos del paro nacional, el retiro de alivios a servicios públicos, dólar caro, políticas macroeconómicas incoherentes y el cambio climático. En el ámbito externo, encontramos materias primas caras, disrupciones logísticas globales, la invasión rusa a Ucrania y alza exagerada de los precios internacionales del petróleo, entre otros, ha disparado en Colombia y el mundo las presiones inflacionarias.
La escalada alcista de precios ha continuado aumentando en los últimos tres meses, afectando de manera significativa los diferentes sectores de la economía colombiana. La variación del Índice al Precio al Consumidor llegó a un acumulado del 8,53% durante los últimos doce meses. En lo que va corrido el año, ha aumentado un 4,36%. La cesta de alimentos y bebidas es la que más ha incidido para que tengamos este indicador alto (representó un 47% del peso total de la inflación). De acuerdo con el Dane, tuvieron un preocupante aumento del 25,37%.
Lo anterior se ha traducido en un incremento de los alimentos que se consumen por fuera del hogar. Éstos crecieron un 14,7%. De este indicador, el corrientazo representó el 10%y el restante a comidas rápidas. Igualmente, el alza exagerada en los servicios públicos y productos de aseo contribuyó al aumento de la inflación. El almuerzo sencillo o básico o corrientazo, como se le conoce al almuerzo corriente, se ha convertido en parte fundamental de la rutina de los colombianos, pero que se ha visto afectado por varias circunstancias, que no permiten verlo ya tan corriente, como lo expresaba el informe presentado en la edición de esta Casa Editorial publicado el día anterior, por el distinguido periodista Johan Eduardo Rojas López.
La cabalgata inflacionaria que experimenta la economía no es exclusiva de Colombia; el mundo vive una auténtica resurrección del costo de la vida ocasionado por la destorcida postpandemia de los precios de las energías, la demanda de containers y la disparada de los fletes de transporte. Las tarifas altas no son buenas para nadie, ni para los productores ni para los consumidores, una tendencia que parece se va a instalar hasta el próximo año.
