Diario del Huila

“La droga le roba a usted todo”

Abr 22, 2022

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DIARIO DEL HUILA, NEIVA

Por: Daniela Gutiérrez

Fotos: José Rodrigo Montalvo

Para el año 2021, de acuerdo con el DANE, la ciudad de Neiva tenía cerca de 440 habitantes de calle. La Administración Municipal cuenta con un programa adscrito a la Secretaría de Desarrollo e Inclusión que es la Casa de Apoyo para el Habitante de Calle, donde se logran rehabilitar personas como Diego Fabio Quiroz.

 “Una madrugada, a las dos de la mañana estando en la circunvalar me senté a consumir droga y llegó un momento en el que miré para lado y lado y sentí la propia soledad como era, pensé que yo solía estar acompañado para consumir, pero al final siempre terminaba sólo. Yo creí que ese no debía ser mi final y en ese momento me propuse cambiar mi vida”, recordó Diego Fabio Quiroz, ex habitante de calle.

Quiroz nació en Girardot, Cundinamarca, tiene 42 años de edad y desde hace 5 años se rehabilitó luego de haber vivido en situación de calle por más de 25 años. Siempre supo que merecía tener una mejor vida de la que llevaba en la calle, pero aun cuando había tenido varios encuentros con programas de rehabilitación, fue hasta cuando tocó fondo que decidió cambiar su vida.

Él lo llama un proceso de rehabilitación y cambio de actitudes. “A mí me ofrecieron la ayuda muchas veces, pero yo les decía que tuvieran paciencia conmigo, que yo me tenía que dar cuenta cuándo era el momento porque sabía que una vez saliera de eso no quería volver”, enfatizó.

Inició un proceso

La Casa de Apoyo para el Habitante de Calle es un programa adscrito a la Secretaría de Desarrollo e inclusión de la Administración Municipal que tiene dos estrategias; la de calidad de internado y la de externado.

“Lo que hacemos es que el habitante de calle que desee de manera voluntaria ingresar al programa, lo puede hacer desde los 18 hasta los 59 años. Hay cuatro psicólogos que hacen toda la intervención en la activación de sus rutas en el proyecto de vida una vez se inicie el proceso”, mencionó Heidy Johana Cardozo, líder del programa.

“Cuando yo entré me explicaron que debía tomar las cosas con paciencia, seriedad, pero sobre todo con compromiso, aquí hay un manual de convivencia y yo sólo lo miré una vez y eso me lo grabé en la mente porque el querer de uno es la fortaleza, sin embargo, uno necesita un apoyo porque volver a empezar es difícil”, reconoció Diego Fabio.

Tal como lo cuenta Diego, este es un sitio donde los ayudan, los guían, pero la mayor parte del trabajo la hacen ellos como internos y miembros del programa pues también existe la posibilidad de ir sólo a comer y acudir a las diferentes jornadas que tiene la casa de apoyo y volver a seguir con su vida en la calle.

“Esta es una oportunidad que sólo se ve una vez en la vida y yo la quise aprovechar al máximo. Yo aquí hice el proceso con ayuda de un libro que se llama ‘doce pasos y doce tradiciones’, yo entre más hacía esas sesiones por capítulo del libro, más sentido le veía a mi vida, tanto que lo repetí. El estudio de este libro dura un año y yo lo hice dos veces”, mencionó.

Una de las primeras cosas que hace el programa de ayuda al habitante de calle es gestionar con la Registraduría la emisión de los documentos de identidad como la cédula, vinculación al régimen subsidiado y se les hace acompañamiento médico.

“También tenemos una pedagoga que los ayuda a todo el tema de la articulación de la vida educativa y se vinculan con diferentes instituciones que nos apoyan con talleres para ellos. Por ejemplo, la Secretaría de Cultura hace talleres de lectura, la Secretaría de las TIC y competitividad les dan clases de tecnología y se inicia un proceso de inclusión social y familiar”, afirmó Cardozo.

Una nueva ilusión

Quiroz dijo que un par de meses después de haber entrado al programa se empezó a contactar con su familia la cual está conformada por dos hijas que ya lo hicieron abuelo, un hermano y sus papás.

“Mi familia me empezó a decir que nos fuéramos para la casa, yo les dije que no, que si me querían apoyar yo les decía cuando porque yo tenía que estar bien preparado para salir y como no tenía afán porque quería hacer las cosas bien, así fue”, indicó Diego Fabio.

Este hombre reconoció que las drogas le robaron todo. “Eso es algo que acaba con su vida, con su físico, pero no sólo eso, también lo cambia a uno como persona, le roba las actitudes y eso fue lo primero que yo quise recuperar”, contó.

“Mi proceso fue muy bueno, a los 20 días de estar en la casa de apoyo bajé al piso de los privilegiados porque me supe comportar, menos mal no sufrí de ansiedad, tomé las cosas con calma y lo mejor fue que empecé a aprender cosas, me metí a cursos de panadería y durante 2 años fui el panadero”, sostuvo.

A los seis meses de estar internados los habitantes de calle inician su proceso laboral y se les hace un acompañamiento por otros seis meses, para enseñarles el manejo del dinero y guiarlos frente a una posible recaída.

“Esto es a nivel de internado, pero también tenemos el externado donde lo que hacemos es jornadas de sensibilización al habitante de calle llegando a los sectores donde más transitan para enseñarles las ofertas instituciones, además se les da todos los días almuerzo y desayuno para quienes deseen venir a comer”, expuso Heidy Johana.

La reincorporación

Una vez Diego Fabio se sintió preparado para reincorporarse a la sociedad no dudó en hacerlo puesto que ya tenía un proceso superado, había aprendido un quehacer como lo es la panadería, por lo tanto, tenía competencias para enfrentar su futuro.

Reconoció que durante sus años de calle ingirió gran cantidad de drogas. “Fumé basuco, metí pegante, pepas, tomé gasolina, tomé alcohol con agua, pero nunca fui alcohólico, eso no me llamaba la atención, yo era un drogadicto seco”, explicó Quiroz.

Uno de los aspectos que asegura haberle hecho bien para poder llevar a cabo de forma optima su proceso es que “yo vi este programa y esta casa como un hogar, no como una fundación, aquí aprendí a ser sociable, a entenderme con otras personas, a vivir con los demás y eso me ha servido mucho. Siempre me sentí apoyado que finalmente es lo que una persona de la calle necesita”, agregó.

“Hoy día utilizo mi mente para cosas buenas, no para hacer daño y consumir drogas. Vivo de manera independiente, con un hermano en un segundo piso y mis papás viven en el primer piso. Siento que me he reincorporado de manera correcta y ahora estoy esperando una llamada para poder entrar a trabajar”, concluyó Diego Fabio. 

El DANE para el año 2021 realizó un censo donde se registraron 440 habitantes de calle en la ciudad de Neiva, el programa de la Administración Municipal tiene una capacidad para 30 personas, sin embargo, en este momento se encuentran haciendo el proceso 14 personas.

“Es muy difícil que ellos tomen la decisión de hacer parte de un proceso de resocialización, pero la Corte Constitucional es muy clara y dice que esto debe funcionar de manera voluntaria, nosotros a través de las campañas de sensibilización en las calles lo que tratamos de mostrarles es que hay otra salida, y mantenerlos conectados para que ellos en algún momento tomen la determinación”, confesó la líder del programa.

Lo que realizan en el programa

Hay dos meses según la promotora de estas iniciativas, que son críticos para las personas que inician el proceso pues les cuesta volver a tomar hábitos, cumplir reglas, tener horarios y seguir órdenes.

“Aquí por ejemplo se despiertan a las 5:00 de la mañana, a las 5:30 todos hacen los quehaceres; cada usuario tiene una función, a las 6:00 de la mañana se duchan y a las 6:30 se sientan al comedor, a las 7:00 de la mañana ya deben estar todos listos para iniciar los talleres”, asintió Heidy Johana.

Los lunes y los jueves tienen talleres de electricidad con el SENA en horas de la mañana, los jueves en la tarde reciben clase de tecnología, martes, miércoles y viernes en la mañana reciben clase con los Psicólogos y en las tardes desarrollan las unidades productivas.

“Ellos hacen pulseras, splash, muñecas con papel reciclable, unas cajitas que se llaman ‘regalos con propósitos; porque todos necesitamos una segunda oportunidad’, que son detalles que los empresarios pueden donar a sus empleados y lleven el sello de habitante de calle para que las personas nos conozcan, pero que también nos ayuden con la inclusión social”, dio a conocer la funcionaria.

De los cuatro a los seis meses de permanencia en la casa de apoyo, los profesionales que los atienden empiezan a verificar qué tan preparados están para iniciar un proceso de reincorporación haciendo medición de los niveles de ansiedad y sacándolos a las calles.

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