Quienes han compartido con él reconocen que Paniagua es un apasionado por el fútbol, que asumió con valentía el reto de llegar al balompié femenino y ha logrado hacerlo grande, luego de trasegar muchos años por la rama masculina.
Del bullying a la admiración, ese parece ser el camino que recorrió el antioqueño Carlos Paniagua hasta convertirse en el primer técnico en lograr la clasificación de dos selecciones a un mundial de fútbol en menos de dos meses, la Sub-17 y la Sub-20 en mujeres.
“Le agradezco al profe que en un momento de su carrera se decidió por nosotras, por estar en nuestro club donde hizo un proceso hermoso. Es un profesional honesto, leal, trabajador, que respeta y valora a la mujer, algo que le ha permitido hacer una labor maravillosa en el fútbol femenino y ahora con la selección Colombia”, reconoce Liliana Zapata Sierra, gerente deportiva de Formas Íntimas.
Esa decisión, recuerdan quienes lo conocen, ocasionó que varios entrenadores le hicieran bullying por el cambio, pero él hizo caso omiso a esas burlas y se dedicó a poner al servicio de las damas todo lo que había aprendido en su paso como jugador y entrenador de los hombres.
Se ganó el respeto
“Fututo”, como es conocido Paniagua en Medellín, jugó fútbol y fue dirigido por Julio Comesaña en el DIM, pero una lesión de rodilla lo llevó a retirarse en 1986.
Tras estudiar Tecnología Deportiva en el Politécnico Jaime Isaza Cadavid se inclinó por la dirección técnica.
Inició como asistente y estuvo en equipos como Deportes Quindío, Atlético Bucaramanga, Itagüí y las selecciones juveniles de Antioquia y Colombia hasta que en 2017 llegó a Formas Íntimas por invitación de Marco Roldán. Un año más tarde se vinculó de lleno al fútbol femenino con el proceso para la liga profesional.
Su primera aparición en la Liga Femenina fue con Envigado Formas Íntimas. Luego la alianza se hizo con el Medellín y con este equipo fue protagonista. Estuvo allí hasta diciembre pasado cuando fue llamado a dirigir la Selección Colombia sub-17.
Laura Aguirre, actual jugadora del Junior, reconoce a Paniagua como un padre, alguien que les ha enseñado a ser mejores cada día.
“La verdad me quedo corta para hablar del profe porque creo que es el mejor técnico que he tenido. Además, con nosotras se convirtió en un papá, nos enseñó a todas sobre valores como trabajar con honestidad, ser humildes, tener sentido de pertenencia”.
Esa sensibilidad lo llevó a cambiar el chip, pues del trato fuerte que tenía en el balompié masculino pasó a uno más conciliador y dulce, sin dejar de lado la exigencia, algo que le reconocen sus dirigidas.
Otro aspecto que resaltan del seleccionador nacional es la capacidad de escuchar y hacer equipo. De ahí que en estas dos clasificaciones al Mundial jugaron un papel importante Viviana Cardona y Maicol Flórez, preparadora física y asistente, respectivamente.
“Ellos tres, además de creer en el fútbol femenino, han puesto todo su conocimiento para aumentar la calidad de las jugadoras. Durante cuatro años han hecho un proceso que ahora está dando frutos no solo en la Selección, sino en el fútbol profesional”, ponderó Zapata.
Laura Aguirre contó que junto a sus colegas Daniela Montoya y Geraldine Cardona estuvieron pendientes de los juegos de ambas selecciones y festejaron como propias el paso a la Copa Mundo.
“Celebramos muy emocionadas por Viviana, Maicol y el profe, se merecen todo lo bueno que están viviendo porque hacen un trabajo honesto. La manera como entrenan a las jugadoras física y mentalmente es muy bueno”, relata Laura, al agregar que aparentemente Carlos Paniagua se ve como muy bravo, “pero es ser humano noble, tranquilo, que dentro de la cancha vive el fútbol con pasión”.