Por: Carlos Eduardo Trujillo González
Todo dicho popular tiene tinte de sabiduría, pero además, con el mayor respeto a la opinión de quien no comparta mi postura, estoy seguro que hoy el mundo no está para afrontar divisiones, ni mirar las vulnerabilidades ajenas, para atacar como en la más miserable de las guerras (pandemia) que además hasta en ella existen límites, como lo establece el derecho internacional humanitario.
Hoy cuando la calentura política comienza a tener alguna incidencia en nuestro país, puesto que comienzan acercarse las elecciones de congreso y se visualizan no muy lejos las presidenciales, son muchas las opiniones, evaluaciones, criticas, algunas muy acertadas y otras incluso con un objetivo dañino, poco objetivo y a veces con el resentimiento del mal perdedor.
No podemos desconocer que la Ley de Participación Ciudadana es el instrumento mediante el cual se orientan los diferentes esfuerzos que desde la Constitución de 1991 se han venido desarrollando para lograr una democracia más incluyente, efectiva e incidente, todo ello con el objetivo de promover, proteger y garantizar modalidades del derecho a participar en la vida política, administrativa, económica, social y cultural, y desde luego a controlar el poder político.
Es así que en la actualidad se promueven algunas iniciativas de revocatorias del mandato, suscitadas por ciudadanos en todo su derecho, preocupados por la falta de cumplimiento de metas en los programas de gobierno y otros motivados por precandidaturas y politiquería, que buscan llamar la atención y donde no se descartan presiones burocráticas e intereses individuales de algunos que promueven dichas iniciativas.
En un periodo de gobierno, donde la actual pandemia lo cambio todo e incluso ya lo habíamos propuesto, que los planes de desarrollo deberían ajustarse, la regla fiscal debería ser más flexible a una nueva realidad social, económica, tributaria y fiscal que ha golpeado al mundo en general y donde lo que era prioridad dejo de serlo, lo que estaba establecido como importante es menos significativo y donde lo necesario es solo rutinario porque hoy lo primero es la vida, la salud y los mecanismos que permitan rehabilitar de manera responsable, segura y solidaria la economía integral de las familias que hoy poseen dificultades y es reflejo de lo que como país vivimos.
En mi opinión “El palo no está para cucharas” la solidaridad nos llama a aportar de manera positiva, garante, solidaria, unida en el propósito de poder pasar este momento difícil de la humanidad, donde hemos aprendido que la convivencia es esencial, lo básico, lo sencillo y que lo humano van de la mano con la vida, la fe y la esperanza.
No por ello, participar, opinar, preocuparnos, evaluar, proponer y ejercer los derechos que la Constitución Política y la ley nos dan para hacer control político, social y administrativo sea malo; en mi opinión, no es el momento de dividir, y mucho menos de atentar contra la institucionalidad con mecanismos de participación ciudadana, los que deberían ser ejercidos de manera lógica, optima y racional en un momento que no estamos para revocatorias de mandato. A los gobernadores y alcaldes un motivo más para adelantar con responsabilidad y compromiso las gestiones que permitan priorizar, invertir y ejecutar dentro de la realidad vivida los programas, proyectos y actividades que la comunidad requiere en tan difícil periodo.