Los resultados del índice de precios al consumidor (IPC) de abril, recientemente publicados por el Dane, ratificaron lo que los analistas del mercado esperaban: la continuación de la disparada de la inflación. La variación anual de los precios llegó al 9,23 por ciento, el nivel más alto desde hace 21 años, luego del dato de julio de 2000 cuando fue del 9,29%. Este dato anual es casi cinco veces el dato que se registró el pasado 2021 de 1,95%. Así, para este mes, la división de alimentos y bebidas no alcohólicas sostiene una variación anual de 26,17%, seguido de restaurantes y hoteles (14,37%) y bienes y servicios para el hogar (11,76%).
Por contribuciones anuales, la división de alimentos y bebidas no alcohólicas representan 4,26 puntos porcentuales, seguidos de alojamientos y servicios públicos con 1,56 puntos porcentuales y restaurantes y hoteles con 1,38 puntos. Por otro lado, de acuerdo con el organismo estadístico, el dato mensual fue de 1,25%, lo que deja un costo de vida en el año corrido de 5,66%, el doble de 2021, cuando fue de 2,16%. Los alimentos explican 0,51 puntos básicos de la inflación mensual, donde productos como el arroz explican 7 puntos básicos, liderando.
Además, la leche aporta 6 puntos básicos, al igual que la carne de res. En su conjunto, explican 19 puntos a la variación de 0,51 puntos básicos. Neiva presentó una inflación durante este mes de abril, de 10,65%, ubicándose en el noveno puesto entre todas las ciudades capitales del país. Así este año, el aumento constante de precios de los alimentos a nivel nacional, ha llevado a que la inflación crezca sistemáticamente. En lo corrido del año, la inflación acumulada llega ya a 5,66%.
La economía global está bajo ataque de una inflación indómita y un ritmo inusual en la subida de las tasas de interés, situaciones nocivas para la recuperación de los países. Colombia no es ajena a este fenómeno económico. El Banco de la República dio su informe al Congreso y aceptó que solo hasta bien entrado 2024, la variación de precios volverá al rango estimado de entre 2% y 4%, lo que quiere decir que el próximo cuatrienio estará regido por dinero caro, precios altos y nada de grado de inversión, caldo de cultivo para que el dólar campee por encima de los $4.000.
Lo más grave es que la naturaleza de las presiones inflacionarias golpea con más severidad a los hogares más desfavorecidos, que destinan la mayor parte de sus gastos a los alimentos y productos básicos. De hecho, la inflación de los hogares pobres y vulnerables ya superó un digito en algunas regiones del país, borrando en la práctica el aumento del 10 por ciento del salario mínimo.