Son inaceptables los ataques que se están generando durante el presente debate electoral sin que existan razones de fondo para corregir el devenir de la república, que ha estado marcado por hechos de violencia, narcoterrorismo, corrupción y demás formas delincuenciales que están amenazando la realización de unas elecciones transparentes que conduzcan a fortalecer la democracia colombiana. Con frecuencia, la manera candente y atropellada como tiene lugar el debate político en las redes sociales termina creando percepciones distorsionadas del sentir predominante entre la ciudadanía en relación con cuáles son sus preferencias y cuál es el tipo de sociedad en el que quisieran vivir.
De acuerdo con algunos sondeos de opinión, se les preguntaron a 35.805 personas mayores, de distintas regiones, destacan datos como el de que 76,6 % de los colombianos, consideran que es muy importante vivir en un país democrático. Es una cifra esperanzadora que contrasta con la del 52,2 por ciento que se declararon muy insatisfechos en relación con el funcionamiento de la democracia en el país.
Si se cumplen los pronósticos, serán alrededor de 22 millones aproximadamente, las personas que acudirán hoy a las urnas en todo el país para elegir en primera vuelta los dos candidatos presidenciales que irán a la segunda vuelta, en caso de que no se defina el nuevo primer mandatario de los colombianos. Lo que está en juego no es solo el avance hacia la fase más definitiva de la campaña por la presidencia, sino también la importante obligación de escoger al nuevo presidente de los colombianos que garantice la defensa de los valores de nuestra democracia y encare las responsabilidades políticas, económicas y sociales de los próximos cuatro años.
Es verdad que cualquier cita en las urnas genera ansiedad y expectativa. Pero está claro también que el torrente de sucesos que han tenido lugar en el país en los últimos cuatro años, entre otros, una pandemia que implicó un inédito confinamiento de varios meses, con las consecuencias para la economía ya tan conocidas, y un bien recordado estallido social, están llamados a darles a las elecciones un tinte particular.
Por este motivo, todos los candidatos aspirantes, deben generan ambientes de respeto y sensatez, en las diferentes propuestas que se planteen al constituyente primario, sin atropellar y ofender a sus rivales. La sociedad colombiana está hastiada de este tsunami de mensajes que se asemejan a una guerra sucia a través de los debates donde participan en los medios de comunicación y redes sociales que atosigan de manera distorsionada la mentalidad de los votantes. Queremos escuchar cuáles son las grandes soluciones a las grandes problemáticas estructurales que aquejan a la sociedad colombiana. Merecemos respeto. Es necesario que los candidatos presidenciales le den un giro a la campaña hacia las propuestas y los debates de altura.