Parapeto
Julio Bahamon
Hay algo que debe develarse, lo antes posible, es la relación que pueda existir entre la organización criminal del clan Úsuga y la campaña de Gustavo Petro.
No de otra forma se entiende que, a raíz de la extradición de Otoniel, capo de capos, sindicado por la justicia norteamericana de ser el mayor narcotraficante de Colombia, y de un sinnúmero de delitos contra la población civil, se hayan alborotado sus bandoleros, y tengan sometidos 11 departamentos y cerca de 150 ciudades de la zona norte de Colombia amenazando a todo aquel que muestre simpatías por el candidato Federico Gutiérrez y de otro lado, que la campaña de Petro se haya dedicado a mentir, diciendo que Fico es el candidato de los paracos, cuando sabemos que aquellos están exigiéndole a los civiles votar por Petro.
¿Quién me puede controvertir el siguiente silogismo?: Los petristas dicen que Fico es el candidato de los paras, que representa el continuismo. Los paras están constriñendo a la ciudadanía en muchas regiones del país para que voten por Petro, so pena de ser asesinados. ¿Entonces, quien es el candidato de los paracos y de los narcos de Colombia? Blanco es, gallina lo pone y frito se come: ¡Gustavo Petro Urrego! ¿Alguna duda?
De otro lado, es muy triste reconocer la actual situación de violencia e inseguridad que vive el país.
Los distintos grupos alzados en armas, llámense disidencias de las Farc, ELN, “Ejército” Gaitanista, y diferentes grupos de paramilitares dedicados al narcotráfico, andan ahora como Pedro por su casa, cometiendo toda clase de desafueros y actos violentos, lo que nos lleva a pensar que los éxitos alcanzados en los 8 años de gobierno de Álvaro Uribe en seguridad ciudadana, se perdió en los 8 años de gobierno de Santos.
Antes de Uribe, años 1.997, 1.998, 1.999, 2.000 y 2.001, los colombianos no podíamos salir por las carreteras del país porque podíamos ser víctimas de las “pescas milagrosas” puestas en práctica, regularmente, por las Farc.
La toma guerrillera, a sangre y fuego de poblaciones era el pan diario en el país; hasta que llego Uribe en el año 2.002 y los mando a parar. Todo cambio para bien de los colombianos. Sometió a los violentos con la fuerza de las armas y el imperio de la Ley. Los colombianos pudimos de nuevo salir a las vías, los campesinos a sus parcelas, los obreros a sus lugares de trabajo, los alcaldes a sus municipios y sentimos otra vez tranquilidad y confianza en el Estado de Derecho.
Hoy por desventura no podemos arriesgarnos a salir por las carreteras del país, porque podemos ser asesinados por esa horda de criminales que andan realengos por todas partes. Santos con su mamarracho de paz abrió una gigantesca Caja de Pandora, pues en una acción aparentemente inofensiva le trajo toda una tragedia al país, de donde han salido los mayores males que aquejan a nuestra población.
Con esta ola de violencia el país ha retrocedido más de 20 años a épocas de ingrata recordación. Qué bueno me resulta la terapia de mencionar al Dr. Álvaro Uribe Vélez y, que bueno sería, repito, contar en la campaña con su patriótica experiencia. Seguridad, confianza inversionista y cohesión social. Pilares de la democracia.
Fico, como el candidato de la gente, está llenando las plazas de las capitales; que nos sirva de ejemplo la manifestación en Cúcuta para repetirla en Neiva y demostrar la fortaleza política de nuestra raza opita. Somos históricamente Laristas por convicción. Con Fico y Lara, se le presenta al Huila una nueva oportunidad de desarrollo económico que debe ser aprovechada para avanzar en productividad y empleo.